lunes, 23 de marzo de 2020


A Flavio Rojas....
En El Barrio donde crecimos,  los mejores amigos, no siempre fueron de nuestra misma edad, Flavio Rojas,  era uno de ellos, desde que tuve uso de razón, para nosotros era "el señor Chino" , claro que en la puerta de su casa, había un letrero que decía: Flavio Rojas ... , Contador.
El apodo lo puso el papá de Alexis, sin más no recuerdo, o el tío Tono, tío de Alexis, y  quedo como su nombre, el nunca le molestó, y respondía al apodo como a su nombre. Señor "chino" , buenos días, Sr. "Chino" ,  como está, o como le va, nunca nos detuvimos a preguntar si eso estaba bien o mal,  si le agradaba o no, era conocido así por sus ojos rasgados, más achinados cuando reía, su piel morena andina, su sonrisa amplia debajo de un trinchudo bigote, y su alma de niño. Vivía frente a mi casa,  llegó al barrio cuando todos ya estábamos  ya, solterón cálculo yo de unos 40 años, de profesión contador, como decía la placa que estaba pegada en su casa-oficina, era sin lugar a duda,  parte de los amigos  del barrio que más apreciamos. El ser profesional en esa época aún más le hacía culto, por lo que de alguna manera se ganó el cariño de todos , y amable con todos, con los niños, jugaba como uno de nosotros, con nuestros padres, era un buen vecino. No había malicia en él, ni en nosotros, nada que nos pudiera hacer desconfiar de él. Eran otros tiempos. Había comprado la casa de enfrente, y siendo solo, decidió alquilar gran parte de la misma a la familia Palomino, familia de Piolin. Hizo una construcción adyacente como un mini departamento, que permaneció deshabitado, con sus ladrillos expuestos, sin puertas ni  ventanas, lo que nos servía de sala de juegos, llevábamos el infaltable ajedrez, juego de dados, y otros  del momento, etc., era un lugar donde también nos contábamos historias y muchos  dejábamos allí algún problema de los más grandes, para opinión del grupo, que sentados sobre unos ladrillos, con una mesa improvisada pasamos parte de nuestra tarde en esa construcción precaria.
El s.....  ch.... era un niño grande, compartía nuestros juegos, le gustaba jugar  al fútbol con nosotros en la cuadra cercana a la casa, muchas veces vestido de ropa de oficina, empedernido hasta anotar su propio gol, con gotas de sudor en su frente, a medio partido se quitaba el saco acomodándolo encima de los cercos de ciprés, y a seguir jugando.  Era una persona hogareña, y que le ilusionaban los niños, con muchas ganas de tener uno propio. Procedente de  Sicuani, había llegado a Cusco, para quedarse y quizá formar una familia. Sin embargo era solitario,  y solo con nosotros, siento que en ese momento, mitigaba su soledad, y eso le hacía  sentir bien. En el fútbol se consolidan muchos de los recuerdos que tengo, de este gran amigo.
Pasaron los años, se dedicó a administrar una discoteca, y algunos malos amigos le brindaron su amistad a cambio de ceder su departamento, el mismo que había servido de club de niños, se convirtió en las noches de los viernes de "nigth club", los amigos traían amigas, y las fiestas a media luz fueron las constantes en aquella época de su vida.... continuará.




... a Flavio Rojas...

Posteriormente se comprometió con una señora que vendía el ceviche, cerca a los quioscos, frente a la universidad, al poco tiempo se hizo de toda una familia, trayéndola, a la casa del frente, incluyendo al  hijo de su compromiso anterior. La casa se convirtió en un laboratorio donde se hacía el ceviche, de donde salían bandejas de pescado de aquí para allá, limones, etc. , adquiriendo un olor a pescado toda la cuadra. Todos sentimos que perdió mucho con esa decisión, sin embargo creo que él buscaba algo, que quizá encontró en esa elección. Ya más tarde cuando yo ingresé a la facultad de medicina, un día me comentó algo avergonzado por las incomodidades que causaba con su nuevo negocio, también lo encontré muy dolido por la suerte de Alex, que estro a malas juntas, y así algo apenado lo dejé. Encontré en sus ojos, una insinuante lágrima, al igual que la vi, cuando me dio el pésame por la muerte de mi padre. Esa vez me dijo - muy bien lo recuerdo, "tu padre fue un gran hombre, a algunos nos toca un reto aún mayor cuando tenemos un padre así, ser mejor que ellos, Rubencito tú vas estudiar medicina, no te olvides de ese encargo, se que irás muy lejos". Aún pienso en esa persona, y en sus varios perfiles, de acuerdo a los momentos que le dio la vida. Cuando fui al serums, y luego regresé antes de ir a la especialidad, lo encontré ya con algunas ligeras canas en las entradas de su frente, jugando con su único hijo producto de los azares que da la vida, alegre y con la sonrisa que lo conocimos cuando era uno más de los que jugábamos al fútbol en la cuadra cercana a nuestras casas. Tres años después que volví a Cusco de mis estudios en Lima, encontré solo a un chico adolescente y a la familia de la esposa en su casa. Pregunté por el Señor Chino, por su vida, me dijo mi madre que había muerto producto de una neumonía en forma muy rápida.
Los amigos que te da y te quita la vida, te hacen crecer y se encarnan en tu cuerpo, y no se desprenden de ti nunca más . Flavio Rojas, Señor Chino descanse en paz .
Nota que injusta es la alondra
que emprende su vuelo, ni bien
entrado  el invierno
Eleva  sus alas, deja su canto,
sus trinos melódicos que nacen de su alma.
Igual que la musa que deja su tierra,
deja su encanto, los amores de sus sueños vespertinos,  del terruño, del hogar...

Imagina sus alas en la inmensidad de los cielos,
tras  horas de  viaje, hacia un país  encantado y lejano,
batiendo sus plumas,  persevera
en sus nuevos sueños infinitos,  contra el aire que la eleva
, contra los vientos que se ofrecen,
empujar su cuerpecillo, ágil y valiente
contra las nubes, contra los prados
entre el invierno, entre el verano.

Alondra, hoy mujer...
¿ dónde tu canto llegará a los dioses,
donde tu prisa aprisionará mis manos
con tus alas de encanto?
¿ dónde su cuerpecillo reposará hilarante?
¿ dónde tu nido, se quedará eternamente?

Donde tu vida se fundirá con la mía para siempre...
Sobre la trascendencia de la Muerte.

La muerte, es un suceso  diferente al que estamos acostumbrados a vivir, indica el fin de la existencia de una vida, una situación finita,  definitiva, con un antes y un después para esa persona, pero no un presente, este está reservado para los vivos. La muerte para un niño, es poco visible, ya que nuestros parientes la mayoría mueren hoy en día en los hospitales, salvo que un pariente cercano muera, aun así uno se da cuenta que está muerto, por que ya no está. Además es distinto ver que la gente se muere, que pensar que tu morirás. La primeras nociones de la muerte, lo senti con mi ausencia de abuelos, de ambas líneas. No tuve abuelos vivos, solo me entere quienes habian sido por la referencia de mis padres y algunas fotos que quedaban. La muerte y orfandad estaban en muchos de los relatos de mi padre y en sus poemas. Kike, el amigo rubio de  infancia, me dio esta noción, de vacío y de cosa inexplicable. Es la única palabra categóricamente absoluta, no hay muerte a medias, es o no es, aunque en poesía se puede alegar que estás muerto en vida, pero los muertos son historia sin presente. Cuando murió John Venero Garrido, amigo del colegio salesiano, supimos todos lo frágil que es la vida, a pesar que al inicio nos sentimos invencibles, nos damos cuenta que somos físicos en gran parte, y que vivimos por que tenemos un cuerpo y nos movemos y por que tenemos un cerebro que nos indica que existimos. John murió de hepatitis y es el primer muerto que ví, lívido, amarillento, inmóvil, con unos tapones en la nariz y en la boca por que sangraba aun de muerto por su enfermedad. Fue la primera vez que me sentí mortal y me deprimí que dejé de comer por ese  día,  por que la vida es hermosa y la vitalidad de eso años negligentemente no te permiten introspeccionar, y claro,  que te sientes imbatible si estás sano claro está. De hecho esta experiencia es personal de cada uno, pero el hecho de no existir, no de sufrir al morir, si no el hecho de no trascender, de ser olvidado, y de ya no contar para la humanidad ni para el mundo físico, me solía ser incompresible, hasta las creencias espirituales del otro mundo, era de vida en otro lugar, ya no  terrenal, y no eran un gran consuelo. Mi madre tuvo doce hermanos, ella era la penultima, y fue despidiendo a cada uno de los suyos, a lo largo de su vida, no se si murió ella también con cada hermano, pero cuando le tocó partir, estuve para ver sus últimas miradas de luz, y ver la trascendencia de este momento.
Mi padre murió a los 53 años, y esta historia  marcó definitivamente mi concepción de lo que es la muerte.
Y se dió tras la muerte del padre de Juan, gran amigo del colegio. Acudí solo al velorio, como era lo esperado, ya que él unico vinculo y motivo era nuestra amistad.
Por la noche mientras velábamos  al padre de Juan G,  me percaté que mi papá estaba dentro de las personas que hacía la guardia, al fénetro,  parado con una actitud solenme. Estuvo una hora acompañando al difundo,  a un costado del ataúd. Luego me saludo muy breve y salió. Yo me sorprendí de que estuviera allí, ya que poca amistad había con el señor fallecido. Quizá lo hizo por mi y por Juan,  al que si conocía, ya que sabia que eramos muy amigos,  o quizá también por él mismo, ya que probablemente le recordaba lo duro que era quedarse sin padre a esa edad,  ya que había desarrollado una gran sensibilidad.

Al llegar a la casa, comentamos  de aquella circunstancia, y fue entoncese que yo dije -  ¡que duro y doloroso debe ser,  ver tirado a tu padre dentro de un ataúd,  tener que dejarlo partir y resignarte, todo en un mismo momento !.
 A lo que él me indicó : hijo mío,  hagamos una cosa, una promesa... el que parta primero, hará todo lo posible de comunicarse con el otro para alertar que existe la otra vida ... continuará...
Diez días después, mi padre falleció, por una hepatitis fulminante.
Obviaré esos momentos tristes, cuando hizo un paro cardiorespiratorio, y ya no volvió despertar.

Habrís pasado un año y medio de aquel evento. Estábamos en el segundo año de facultad, y por alguna razón muchos de los del curso de matemática integrada, nos encontramos en casa de nuestro amigo, Monanes. Tenía una sala amplia, y una mesa lustrosa y brillante. Estábamos preocupados por el examen jalador que se venía. Alguien se le ocurrió, que podríamos llamar a algún difunto para que nos diera las preguntas o las respuestas del exámen. Nunca había participado en algo así, hicieron una ronda amplia con papelitos con números y letras, la copa se movía como si levitara, tomando fuerza de acuerdo a los índices de las manos que la tocaban. Incrédulos  indicamos que era un truco, luego aquellos que aun no creíamos , nos quedamos con nuestros índices puestos, y con la copa luciendo un gris cristal, moviendosé vertiginosamente  fuera de nuestra voluntad. Luego dejamos que los demás preguntaran  la  clave de aquel espinoso examen, llamaron a un compañero fallecido meses antes, dandonos la dió " las claves" en con el abecedario,  1. B  
,  2. C  3..  etc.
Yo había dejado el grupo, y me fuí lejos de la mesa, a servirme un refresco. Cuando alguién, gritó, esperen... esperen... alguien se quiere comunicar...  Quién es Rubén... Rubén C...., - Rubén... corre, es tu papá que quiere comunicarse contigo... me acerque nuevamente a la mesa, cuando leí el siguiente mensaje:  " hijo el cielo realmente existe"...
La muerte para los muertos, solo tiene el tiempo futuro de la eternidad, cuidemos este tesoro que les confío...  El cielo realmente existe...
Ya no me detengo en saber si vendrá...

Ni si mis pasos a su lado la acompañan.

Amo mi alma hasta la inmensidad del oceano.

Amo este precioso y perfecto momento que sabe a eternidad.

Hoy ya no me enternece la bulliciosa gaviota,
que se pierde entre los maderos del muelle.
Ni me detendré a mirar en el ocaso,
acaso una sileta en la playa que recuerde su nombre, su ausencia.

Ya no pienso envolver mas regalos,
Mil propuestas...

Un rezo al devocionario.

Nada me confortará la realidad de muerte
 o el infortunio de tu falta de sapiensia.

Ni el vacio de los ecos que traen las olas a mi regazo.

Solo busco fundirme en la nebulosa niebla de otoño
que esconde tus orillas.

.
Para irse, hay que dejar.
Nuestra misión es partir
más que retornar.
Elevarmos, desprendernos
del cieno que nos hunde en lo mismo.

Que difícil
es negar propiedad a las cosas del mundo, a los
seres del mundo.

Que difícil es no enternecerse
con los libreros que esperan ser leídos,
con las mascotas que esperan una caricia o su alimento,

Todo lo demás es susceptible de dejarse...
Hasta tu trabajo, tus pacientes
hasta la responsabilidad de vivir con los otros y para los otros.

La libertad nos llama de las maneras más extrañas,
Que desearía dejar mi cuerpo y lo que soy para gozarla eternamente.
Hoy día murió la poesía,
aquella que dejaron tirada sin ser leída,
en la acera esquiva,
en el doblez de una servilleta pensativa.

En un café del centro,
junto al alguien que lloraba de un amor muerto.

Dejo de existir, el verso, la estrofa,
asfixiada a falta de neuronas inspiradas.
Fue muriendo junto al cortejo de un primer amor.
Fenece el suspiro que lleva a la emoción.

La emoción de que alimento el apasionamiento,
exponencialmente hoy se extingue en el moderno mundo.
Hoy día murió la poesía de amor, de pertenencia, de honor.
Todo está árido y carente de belleza humana .

 Se murió la ilusión que se alimentaba de amor
y hacia concebible la familia.
Murió el último romántico y su poemario cursi.

El misterio de una relación,
queda solo a nivel  biológico de las locas pasiones,
de la musa equivocada, que eliminó mis versos con su iletrado amor.

Murió la poesía,esperando la cita,
que nunca llegó. De tristeza murió, la alegría.

De pena se tiñó la melancolía.
De nostalgia se embriagó tu sonrisa,
hoy que muerta está la poesía.
Al cruzar el patio sombrío
de nuestra casa, en imaginado viaje,
a los recuerdos de hijo,
veo a tu alma, quebradiza y delicada,
que me pregunta con sus ojos de silencios y profundos,
el porqué de la partida del hijo, que arrullo hasta mozuelo,
impidiendo que crezca con su amor malo-bueno,
que no se si de más grande entendí su fundamento.
Aquella mujer imperfecta para la demás gente,
fue el gran regalo que el cielo me dió, formando mi alma,  mi mente,
 doblegando mi voluntariosa adolescencia,
con sabia destreza , siendo severa en los castigos,
y tierna como un beso reposado en mi frente.
¿ Quién fue, la que con unos minutos de rezos
de cada noche, al acostarme,
me dejaba entre las colchas y sábanas seguro de su amor,
 y a la mañana de siguiente día,
me alegra  con su luz ,
junto a la del nuevo día, al despertarme para ir al "cole".

Esa mirada mustia,
de la despedida, se disipa cual niebla,
cuando recuerdo esos ojazos almendrados y maternos en sí mismos,
 tiernos y fuertemente profundos, como fueron siempre.

Hoy madre mía que es tu santo,
sé que en la eternidad donde tu estás,
donde ya no se mide en años el tiempo,
si no por el valor e hidalgia con que impregnaste el mundo
y nuestras almas de recuerdos,
 de valores y enseñanzas,
me transporto a la niñez perfecta que junto a mi padre nos diste.
Nunca me senti más querido,
que en tus brazos madre mía,
y aún en las noches cuando
silenciosamente me quedo pensativo
evocando tu presencia, me digo...
¿ Acaso estamos preparados para dejar partir a los hijos?...
Los recuerdos de nuestra infancia nos remontan a un tiempo mágico de los amigos del barrio, de los grupos de chicos dispersados  por el azar dentro  de cuadras y filas de casas,  unas frente a otras,  familias de 4 a 5 hijos, unidos por afinidades y generaciones, de hermanos por cada familia. En mi caso era el menor con dos hermanas antes mío. Fuera de nuestros límites geográficos, había amigos que con menos frecuencia los agregamos en nuestros juegos,  así también encontramos otros grupos de chicos que nunca llegamos a compatibilizar, y se convertían en nuestros rivales, más si había alguna niña del grupo lejano, a quien osáramos de mirar o cortejar. Entonces aparecían las guerras entre los niños, los rivales apareados por edad, talla y claro por coincidencia de chica. Esto se daba casi siempre en vacaciones de fin de año, luego de las fiestas, inicio de carnavales. Las disputas comenzaban con miradas, palabras subidas de tono,  a distancia, luego frente a frente. Muchas veces  solo era por el dominio de una parte  del parque, el mejor árbol de lugar, o un partido de fútbol intensamente luchado. Las peleas de grupos,  eran pequeños conatos de cinco  a 7 niños armados de piedras y palos. Muchas veces me tocaba a Alex o a mí definir con el más grande o el líder del otro grupo, nos tocó ganar , nos tocó perder, siempre dentro de todo había una mística y un respeto por el otro. Estas disputas eran entre grupo de chicos, las niñas Jugaban a lejos y no participaban. Recuerdo una de las tantas disputas habíamos invadido su lugar, sitiados contra los jardines de sus casas,  no tenían escapatoria, -los padres no se involucraban, pensarían supongo que era parte de nuestro neuro desarrollo - . De pronto los hijos de las empleadas de grupo contrario, más grandes y claro no con los mismos estándares de respeto, ingresaron al conflicto.
De estar haciéndolos retroceder, un refuerzo no esperado nos golpeó en una embestida total, que nos tenía a punto de doblegarnos con una fuerza bruta desproporcionada. Retrocedimos siendo golpeados de todos modos y de todos los lados, ya no había el rival de turno, nos caían todo tipo de golpes, manados, empujones, hasta proyectiles de diferentes tamaños, escobazos etc.
A punto de optar por la retirada, ya sin tener la victoria ansiada, aparecieron sin que nosotros conscientemente lo pensáramos siquiera, el grupo de niñas, casi todas hermanas nuestras, algo más grandes que nosotros, armadas con escobas, ramas de rosales con espinas , que usaron como el arma secreta del momento, un solo solo azote en las piernas de más grande de los empleados, que se desmoronó y comenzó a llorar, con lágrimas y casi aullidos seudo caninos con huellas y perforaciones en el pantalón.
La retirada fue de ellos y todos  junto a nuestras hermanas gritamos aquella extraña victoria, donde las mujeres de ese entonces nos dieron a fuerza de coraje y actitud de protección en aquellos momentos en que se jugaba nuestro honor pudieron rescatarnos y darnos la victoria.
Hoy a casi cuarenta años de aquel día siento que debo dar las gracias a esas fantásticas hermanas y amigas con con su amor incondicional estuvieron siempre a nuestro lado, vigilándonos a distancia nuestros pasos.
En el Perú de ayer y de hoy, hay que tener realmente suerte para que al otro lado de los servicios estatales e incluso privados te encuentres con una persona  aunque no bien instruida, que tenga sentido común y sensibilidad social, lo que en buen castellano lo llamamos criterio. Escasea en todos lados , y son atributos que deberían poseer  quienes están detrás de una ventanilla,  en un hospital, en una comisaria, y por supuesto en todas las instituciones como SUNAR, SUNAT, Ministerio Publico y el Poder Judicial., pero retomemos el relato.
Mi padre fue llevado por una situación evidentemente injusta. La persona que nos había golpeado con sus cajas, estaba delicada a consecuencia  del impacto de su misma carga. Era una persona desnutrida, y adelgazada, al evaluarlo el médico encontró un par de costillas rotas. Sin embargo en los rayos x, lo que  se objetivaba un pulmón crónicamente y severamente afectado por múltiples cavernas  tuberculosas, que no soporto el politraumatismo.
En aquellos tiempos mi padre era un ex militante del PCP, yo lo conocí  socialista,  creyente en Cristo, un socialismo humanístico  con discrepancias con  la Iglesia Católica, que solo comprendí  su filosofía al  leer a Vallejo (Poemas humanos).
Resultó por desgracia que el pobre cargador, murió a los pocos días del accidente, al parecer una hemoptisis asociada al trauma y a la TBC galopante que fueron causa final de su desceso. Según los partes policiales, producido  el desceso mi  padre se convirtió sin querer queriendo  en directo responsable. Las cosas se pusieron tan  difíciles, por dicho acontecimiento, que de seguro   el proceso se convertiría en un juicio de nunca acabar. Solo había nuestra palabra contra la del policía.
Mi tío, TVL, entonces una persona muy activa, lleno de juventud, agudo y audaz miembro del PCP, era gran amigo de mi padre. Él , le dijo, - esto se resuelve así de rápido, no tienes que preocuparte, yo me encargo de todo -.
Por la noche, ingresaron a la morgue, cargaron al difundo y le dieron cristiana sepultura fuera de Cusco. Al dia siguiente y subsiguientes se busco el cadáver, desaparecido. El cuerpo del delito no fue encontrado había desaparecido. No existiendo  de que acusar, de ese supuesto atropello, no pudo prosperar el proceso. Mi padre volvió sano y salvo, y el auto Volvo, nos acompaño, por muchos años más y solo pudo ser vendido a la muerte de mi padre, que aconteció cuando tenía 19 años. Un  tiempo después  conocí la Morgue del Hospital Lorena, en el primer y segundo año, ya que no teníamos anfiteatro, como  parte de las practicas, de estudios de Anatomia en la Facultad.
La Navidad de Cristo.

Cual es el origen del meollo,
La tripa dolorosa, la madre del cordero, el origen de la maldad, del pecado venial y mortal.
Contra quien faltamos si somos infraternos, que nos envilece más si la codicia, la lujuria, si la indolencia o la  indiferencia..?
Cristo y su mensaje llego no para cambiar al mundo,
Si no para advertirnos que el único camino posible para llegar a la eternidad del cielo,  es amando a nuestros semejantes.
Quienes son esas personas aparentemente sin rostro.
El prójimo es tu padre y tu madre.
El prójimo es tu hermano de sangre.
El prójimo son tu esposa(o) y tus hijos.
El prójimo es tu medio hermano sin culpa de serlo.
El prójimo es tu vecino, o aquel que se aproxima a tu vida, solo por geografía.
El prójimo es tu amigo de siempre, tu amigo que no te visita nunca.
El que hoy  se atravecerá  y se interpondrá en tu ruta, descuidadamente y pondrá tu auto delante del tuyo,
El  que te pedirá una limosna o te arrancará la vida por un celular.
Aquel que te quitará o robará una parte preciada de ti o de los tuyos.
Tu enemigo acérrimo o el que esconde su rostro para clavarte el puñal.

Tu prójimo estaba siempre a tu lado
Y hasta ahora no lo conoces...

Tu prójimo deambula hoy en las calles de las drogas, en la insanidad mental, por que es el último de los seres en la escala humana, aquel que busca tu basura, y encuentra un tesoro.

La Navidad,  celebramos a aquel que nació en el pesebre más humilde, y que ilumino el mundo con una verdad sencilla pero difícil... difícil de cumplir..
El amar a los otros sin condiciones...

Sin distingos de raza, credo u orientación política o sexual.
Yo agregaría sin distingo de especies, la misma Tierra que pisas y destruyes es tu prójimo.

Amar...
Sin esperar retribuciones.
Todos los días de nuestras vidas...
Que difícil nos lo puso Jesús, pero que difícil.

Solo así podremos tener un mundo mejor.
A mediados de los setenta,  mi familia - mis padres y mis dos hermanas, eran gran parte de mi mundo - en él estaba incluido por supuesto el auto de la familia. Teníamos un Volvo blanco perlado, station wagon, que nos acompaño gran parte de mi niñez y mi adolescencia. Los autos entendí desde aquella época, son un bien necesario, una suerte de máquina del tiempo,  con él  llegaba 5 para las 8,  ingresando por Suecia hasta el Colegio Salesianos, - situado en lo alto del Cerro San Cristobal, - mirando al Cusco. Con él viajamos interminablemente al Valle Sagrado, o para  Urcos, Pikillaqta , Huambutío, San Salvador, también a Anta, Conchacaya, y Chichero, una y mil veces, siempre manejado por mi padre a una velocidad predecible 60 km/hora. La.seguridad era el mayor objetivo del viaje. Eran el uno para el otro, es más la marca Volvo,  así se vendía: Seguridad más que velocidad. Los suizos le dotaron de la mejor  carcaza, carro que nos golpeaba solo le producía rasguños a su estructura, siempre los otros carros salían severamente averiados.
Era un domingo por la mañana, en que a diferencia de los otros,  nos levantamos algo temprano para ir al Aeropuerto Velasco Astete a recoger a unos tíos que llegaban de Lima. Salimos por la Av. La Cultura, luego  la Av. Garcilaso, hasta llegar a la que sería muchos años después la Alameda Pachacuteq. Cerca a las  rieles de tren que cruzan la vía, un semáforo marco el rojo, y nos detuvimos. Yo hiba en el asiento trasero derecho, mirando con la ventana cerrada. Cuando me percate la presencia de una persona anciana, de rasgos indígenas, cargando sobre su espalda, soportando en su escuálida figura, más de cien kilos, en cajas inmensas aposicionadas unas sobre la otras, sujetas a doble pasada de una soga gastada por el tiempo, calzando unas ojotas igual de cansadas, que en actitud fatigada y distraída,  miraba al suelo,  sin percatarse la presencia del auto, golpeando  su cabeza y luego su  cuerpo  contra la parte lateral, cerca a la puerta posterior donde yo me ubicaba. La embestida  golpeó la parte lateral del Volvo produciendo  un ruido de al caerse   las cajas sobre el  wasaq’epe, y al vehículo. Mi padre pregunto,  que había pasado, bajó del auto y pudo ver a la persona debajo de las  cajas, cerca a la berma derecha de la pista. La gente comenzó a acercarse a ayudar a salir de los bultos al anciano cargador.
Luego se aproximó un policía y como el hombre estaba poli contuso, lo llevamos al Hospital Antonio Lorena, luego de algunos papeles, el policía nos dijo que teníamos que acompañarlo a tomar la manifestación ya que era un accidente de tránsito y una persona estaba herida. Papá - dije: ¡ él que te choco fue el señor, dile!.. En todo caso nosotros fuimos los agraviados. Las cajas fueron las que hicieron daño al  caer sobre él. Espere en el auto hasta que mi padre dió su manifestación. Luego llegamos a casa, ya los tíos habían llegado, mi madre nos esperaba preocupada ya que ya sabía en parte lo sucedido.
Cerca a las cuatro de la tarde, un patrullero llego casa con una orden de aprensión a mi padre.
Mi madre lloraba, nerviosa, mientras mi padre daba instrucciones, para que nos comuniquemos con tal o  cual familiar que nos pudiera ayudar.
Me acuerdo que acompañe a mi madre a casa de un vecino, Joselo se llamaba cuyo papá era abogado.
Mi padre fue llevado injustamente a la carceleta con orden de atropello.
No recuerdo cuanto tiempo fue retenido o detenido, si fueron horas... o días... se me hace difícil el recordar.
Solo se que a tanta espera, mis temores que nunca más volviera revoloteaban en mi cabeza. Un día llego mi padre a casa, con la barba semicrecida, su  cara delgada y angulosa, su rostro cansado, pero sereno abrazo a mi madre, a mis hermanas con sus caritas llorosas lo esperaban y a mí,  que acongojado por la falta de ese ser que me dio la vida, el apellido y mi identidad, sobrevivia por aquellos días.
Mis años de niño no permitieron preguntar que había sido de aquel problema. Tenia a mi padre devuelta en casa y eso para mi era suficiente.
Ya a los catorce años, al recordar tan confuso suceso,  supe por el relato de mi padre, lo que realmente había ocurrido... continuará...
Me enternece la savia que me da tu flor,
domina mi lengua y aspiro desde tu pistilo su cándor.
Soy un insecto, pero a la ves , soy  quien lleva el amor
de panal en panal, la  polinización es un arte  que me motiva
 y cambio este lugar en un autentico floral.
Hoy me posé en un diente de León, luego en una dalia pensativa, y en un rosal doloroso y magistral.
Llevo el dulce  sabor que hará la mejor miel,
 ya que busco la  autentica perfección
 de colores ,aromas, que resumirá el gusto de la miel.
Me desplazo por los aires, dejándome a la  inercia y el momentum del  viento.
Canalizo la briza con un movimiento sutil y ligero
 de mis alas dorsales,  que rompen melodías a las ondas de los vientos primaverales,
Llevándome a  diez kilómetros del panal elegido.
Llevo a cántaros el brebaje de vuestras bocas de flores
 zambulléndome en un manto acolchonado
de diversas texturas de polen.
No hay cansancio en la obra,
Soy guardián de tu panal, mi reina abeja.
Destilo el veneno contra el enemigo,
dejando mi vida en mi aguijón querido.
Si logro vivir más que mis semejantes
Es por que la vorágine de la vida, respeto al azar
mi melancolías.
Luchando contra un enemigo invisible.

Hoy cambio el mundo.
No necesitó que se altere el eje de la Tierra, ni que un astro de la noche destroce nuestra atmósfera, ni que se escapara una ojiva de nuestros cálculos.

Bastó que una combinación minúscula de moléculas de ARN y glicoproteínas en semivida decidieran ponernos en regla,  nos mostrarán lo frágiles que somos, nuestras vulnerables murallas colapsan como fichas de domino mostrándonos los límites, de la vida y de la muerte.

La vida se genera incluso con la muerte, y la advertencia esta hecha.

Nos deja como peces fuera del agua, dañando nuestras branquias, como plásticos adheridos a nuestras mucosas.

El virus asesino  se camufla en cualquiera de nosotros, aún en los jóvenes milenial ; cual caballo de Troya los usa  para recorrer grandes distancias, pasando océanos y mares, llega a nuestras casas, sabiendo de su egoísmo, insensatez y vivir al límite.

Los gobiernos del
Mundo han quedado desarmados, no quedan balas efectivas no existen vacunas creadas.
Solo el guarecerse puede salvarnos,
A fin de evitar un final desastroso.
Nadie se salva, ricos y pobres
se doblegan.
La muerte llegó como un ladrón, en plena noche, a tu lado, en el asiento de avión, de un tren, o esperando un vagón.
En el cuerpo de una persona amiga.
En los labios ciertos de tus padres, en las manos de tus hijos.
Imprevisibles e invisibles como dardos certeros.
Toman tus bronquiolos, los alveolos los impermeabilizan al oxigeno, en ansia de
aire de toma de sorpresa, solo queda rezar y pedir por tu vida, tu familia, tu pueblo, tu nación, y el mundo entero, esperando salir de este laberinto de miedos, de encierro, y muerte de tantos inocentes, manteniendo la esperanza dentro de un destino de incertidumbres.
En  estos momentos nace en diferentes latitudes el genio humano, el trabajo del médico universal, que escudriña y desnuda al enemigo, conoce sus debilidades, busca la cura oportuna para salvar más vidas y arrancarlo de las garras mortíferas de la enfermedad.

Antes, y después debemos abrazar a Dios, cual fuera nuestra creencia y religión, no nos detengamos en nuestras difrerencias, necesitamos ser uno solo.
Solo unidos, recuperando nuestros valores de amor, solidaridad y valentía daremos fin al enemigo.

Dios salve al hombre, y el hombre salve a la naturaleza.

Autor: marcaregistrada@Rubén Caparó

martes, 13 de agosto de 2019


A mi padre... 

En el portón  de  tu cuarto, quedo tu voz.
En el patio vacío y lúgubre, quedo tu imagen,
Tus sienes , tu frente, tu rostro de buen padre.

Tus últimos recados al partir...
¿ Dónde se fueron... Dónde  quedaron ?

Padre mío.
Bendito seas por siempre,
Por tu religión universal, por tu moral,
a prueba de todo lo existente.

Por tu espiritualidad solidaria  para los que menos tienen.
Por tus conocimientos de gran maestro en las aulas y en la vida.
Formando generaciones de seres humanos, mas que nada.

Hoy recuerdo, que entre  tu percepción alterada
de tu último minuto de vida,
y la lucidez de tus pasos hacia el infinito.
Comulgaste y te rendiste ante el Dios de los hombres.
Tras el  cantar del gallo, le pediste perdón.
No por negarlo, si no por no comprenderlo.
Por no entender su creación.
Saturada de angustias, de hambre,  e impurezas.

Ante la inminente llamado de la muerte, me pediste ...
¡ Hijo mío, estudia a conciencia , para que no seas  como ellos,
que  no saben lo que  tengo!, 
Que no saben lo que hacen.
¡ Dios mío porqué me has abandonado !

Dolientes y severas fueron tus últimas  palabras, 
que grabaron de amor y de razón,
 a mi formación médica y humana.

Hoy te pienso, y te extraño aún, 
como un  niño perdido en un mundo de viejos.
Y aun con mis canas que brotan traviesas.
Me pregunto,  a que hora llegarás,  para servir la mesa y
leer un buen libro, o en comunión compartir una velada,
de palabras, de cuentos, de realidades tuyas propias.
De versos a mi madre, a tus padres,  de incomprensible orfandad,
triste regalo, que nos dio la vida, muy temprano.

Cuando toco tus libros, cuando leo las mismas líneas que 
recorrieron  tus ojos, me conecto al universo  vasto de tu esencia,
e ingreso a un trance exquisito de vida, de infancia, de calor de hogar,
de arrullos y de besos nunca dados.
A ese lugar que no volveremos nunca, pero que presente está,
Cuando me acuerdo de ti...
Rubén Caparó. Valdeiglesias , descansa en paz...
desconocido.jpg


De niño viví en un mundo de honor ; la llama ferviente de la injusticia a mis pocos años la entendí casi como un don natural.
Influenciado quizá por los caballeros de la edad media que ví en las películas, pero más por la imagen y nombre de mi padre, que me enseñó la honrra, y mi madre que me inició en el cristianismo.
Fuí lider de un grupo de niños, que durante mi niñez amé como a mis hermanos. Jugabamos de sol a sol, y solo al caer la noche retornabamos a nuestras casas.
Mi gran amigo de infancia se llamaba Alexis, era menor que yo en un año, era rubio y de piel ; clara, agil como un felino y fuerte el doble que yo, luchabamos por las tardes cerca a nuestras casas en el césped ; que llamabamos la cancha; nunca sin embargo logró ganarme en la lucha libre o en pelea de box, ya que era muy hábil para salirme de sus llaves, y audaz y rápido para pensar y dominarlo con la mente. Conocia sus falencias.y eso era creo lo que me hacia ganar. Nos queriamos como hermanos, hicimos de niños nuestro pacto de sangre como lo hacían los pieles rojas.
Era fragil en sus mucosas nasales y ese era su punto debil que alguna vez ataque para no perder una pelea.
No podía perder en esos lances, por que yo tenía la autoridad del grupo.
Siempre fuí de contextura delgada, mis brazos por alguna razón también lo eran, por lo cual ocultaba yo a la vista con camizas manga larga. Mis cabellos eran negros y ondulados, mi piel sonrosada, que se encendía en el fragor de la lucha grecoromana, o en las peleas de box.
Dicen que era un niño muy apuesto, hasta que crecí y me hice adolescente. Allí cambio todo, jaja ...me hice un adolescente delgado,  y  reflexivo.
Alexis era rápido e impulsivo, su modo de hablar dificultaba la pronunciación de la r , que era la caracteridtica cuando llamaba a mi casa, por costumbre gritabamos el nombre del amigo, un poco cantando, asi más o menos: Aaaaaleeeeexxx,
Repitiamos varias veces hasta que salía uno, o la mamá de uno, para negarnos o decirnos, saldrá cuando termine la tarea. A mí me llababa asi: úuuubeeenn,  úuuubeen o más tarde, guuubeenn, eramos tan unidos hasta que el destino y mi decisión de apartarme de él  hizo que aquella bella amistad se fuera extinguiendo, ambos creciendo por diferentes caminos.
Alex era el mayor, Kike era un solo un año menor, rubio y blanco como un sol, delgado y fragil, era nuestro hermano menor.
Parte de grupo que llamábamos la mancha de patas.... estaba constituído por Abelito, Juan, Leo, Pepe Rabanal. Todos son nombres reales, la verdad no se donde estarán, pero en mi memoria vivirán eternamente, con su carita de niños traviesos, con nuestros códigos internos de valentía  a prueba de todo y  aunque en nuestro pequeños mundo nos creiamos grandes, nuestros  dulces e ingenuos sueños nos delataban ...  Éramos sólo niños...


Capitulo II

El día veintiocho de diciembre  nací y fui el varón esperado en mi familia, como producto de aquel día me decían en casa Inocencio, aquellas dos hermanas de las que fui su juoguete, destino de sus celos, de sus acusaciones,  y de sus mimos. Los 28 de diciembre era una prolongación de la navidad  para mí, aún recuerdo lo cohetes despertándome,  tanto eran de mágicos aquellos primeros años que me sentí predestinado.
Hasta que cumplí los 8 años, que todo parecía un cuento, fue ese cumpleaños  que todo esto cambio. En Navidad había comprado junto a mis padres, unos juguetes para Alex y Kike, eran un modelo en escala de German Monster, ese mismo día fui a su casa que estaba a pasos de la mía, me abrió Mamá Itala, su abuela comentándome que ambos habían viajado por navidad y que iban a volver en unos días. El día 28 de ese año, amaneció de un gris oscuro, como mi animo. Los cohetes sonaron y los  sentí ausentes. Un dolor en mi alma que no podía explicar tomo mi ser, una angustia que no había pasado antes, desayunamos , luego fuimos a almorzar a una Quinta campestre y se suspendió el cumpleaños, ya que habían viajado mis dos amigos. Una torta pequeña y unas ocho velas fueron apagadas por la noche, sin ton ni son .
Al día siguiente por la tarde hablaban mis padres sobre un accidente que había ocurrido y se lamentaban de ello, yo de entrometido pregunté lo que ocurría , se miraron y mi madre me comentó tomándome del hombro que un accidente había ocurrido y que Kike , el menor de los hermanos se había ahogado en un silo que habían dejado sin tapa. Era la primera vez que alguien cerca mío moría, y alguien tan querido. Hablábamos y jugábamos a la guerra, a los muertos y heridos, pero esto era diferente, esto no era juego, era la realidad misma y no tenía ningún sentido.
Se veló  y enterró cuando trajeron el cuerpo. No me permitieron ir mis padres a su entierro, nunca lo vi muerto. Sería ahora pienso el porque durante muchos años seguí soñando con mi amigo que estaba vivo, y que solo había cambiado de ciudad.
Los días siguientes fueron tristes, y más aún para Alex que en su delante vio caer a su hermano ha esas aguas mugrosas, intentando rescatarlo con la correa que tenía , viendo cómo las burbujas  poco a poco se apagaban junto a la vida de nuestro hermano menor.
Muchos años permaneció a mi lado el muñeco no regalado, como un mal recuerdo de algo que no conocía hasta ese entonces, llamada muerte...
Ese dolor y presentimiento volvió a presentarse muchas veces más, a veces sin causa aparente, sin embargo esa desazón , esa gran tristeza,  siempre presagiaba algo que iba a ocurrir y iba causarme un igual dolor.

III

Luis y Piolín.
En mi mundo de niño mi hábitat era mi barrio, lugar  que conocí como propio desde el día que nací. 
Luis y Piolin eran dos chicos del barrio,  tres  a cuatro años mayores, que Alex y yo. Estaban claro púberes y de vez en cuando bajaban a nuestro nivel de edad para vanagloriarse de ser mayores que nosotros. Piolín, su nombre real es Marco Antonio, era un chico vivaz, inteligente y estudioso, presumía de ser de los mejores de su clase y que iba ser médico en el futuro, vivía casi al frente de mi casa, sus padres alquilaban a un contador solterón, al que todos lo apodábamos como “señor chino”,  eran varios hermanos, y hermanas mayores y menores que él,  que vivían en la casa, pero con quien compartimos los mayores momentos fue con él. Le gustaba iniciar las modas de los juegos, un día se aparecía con una ondas con resortera de alambre, y ligas, que disparaban cáscaras de naranja, y todos hacíamos las ondas, hasta que se armaba un ejército de niños armados con resorteras, que terminaba en un basural de cáscaras tiradas en el piso, otro día, eran los carritos  de plástico que comprábamos a sol y que los pegabamos con brea sobre  una plataforma deslizante, y los tincábamos haciéndolos competir  unos con otros, otras veces nos motivábamos unos a otros construyendo una catapulta que proyectaba chapas de bebidas,  hechos con una tabla, elásticos y un gancho de ropa. Siempre había que construir, un arco y sus flechas, unos aros de jebe con su palo dirigible, o un yo-yo o un tic tac de bolas de plástico sólido, que a más de uno aplastó los dedos.
Piolín por tanto era ingenioso, aprendimos mucho de su imaginación e inventiva. Jugaba también al fútbol, con gente mayor, y de vez en cuando bajaba a jugar con nosotros, quizá recordando o no queriéndose desprender de su infancia, él y Luis eran de la misma edad, por alguna razón,  Piolín lo prefería a Alex, y Luis me apoyaba a mí. Un cierto día saliendo de mi casa, me esperaban ambos, estaban junto a Alex, y Piolin me dijo que quien pega a quien, tu o Alex, le conteste que éramos amigos y que no peleamos, a lo que él me contestó, “yo creo que él te pega”,  le tienes miedo, le dije que Alex tenía las fosas nasales muy frágiles y por eso no debíamos pelear, a lo que Alex dijo, que él podía hacerlo, que lo estaba menospreciando, así que sin querer, se armó la pelea de ring de box, y bueno no había peleado de verdad con mi amigo, y los más grandes armaron la pelea, y no podía hacer nada, porque lo demás sería cobardía. Así que iniciamos la pelea, ¡ vamos, tú puedes,  sácale la chochoca Alex ¡, por una parte gritaba piolín, Luis por el otro lado me decía- ¡ Rubén no te dejes, tu puedes ¡ , aunque veía en su cara no estar completamente seguro. Lo único seguro que yo sabía es que mi amigo tenía su talón de Aquiles , en medio de sus ojos, y allí fui a darle, dicho esto con cierta pena, esa fue mi estrategia de batalla, luego de unos cuantos intercambios de golpes, mis orejas estaban rojas, y la cara de mi oponente, pálida y agitada, pum¡  Pum¡, y mis golpes dieron en el blanco, y un manante de sangre comenzó a brotar de sus fosas nasales, ¡ otra vez mi epistaxis ¡ logre escuchar quejándose a mi amigo, indicando el término médico que le había diagnosticado el pediatra, en su última visita al hospital. Le contuvimos la hemorragia, luego de utilizar varios pañuelos, y tapones de papel higiénico Paracas, nos lavamos la cara, y nos fuimos a casa. Nunca mis padres, ni menos mi madre supieron las veces que me pelee y si gané o perdí, lo que sí sé,  es que llegaba a casa, con la cara lavada y   con la frente siempre en alto, porque nunca retrocedía a pesar de pelearme con más grandes, y  ante la  incertidumbre de ganar o salir vencido estaba latente. 

Ahora los chicos crecen sin esos trances, los padres se angustian si sus hijos son golpeados entre niños. Las disputas de poder se definían así y después todos éramos buenos amigos. No existía la cobardía del bulling en la medida que hay ahora, la gente era más justa y los  niños también.
Piolín fue un gran amigo, luego de esa pelea, cambio su actitud hacia mí, porque no me había corrido. Años más tarde, un accidente viajando por los cerros de Huanca, le produjo junto a un grupo de jóvenes una quemadura en gran parte de su cuerpo y cara, pero sobrevivió para contarme, como en medio del fuego y el humo, desatado por la quema de pastos por los campesinos, una llamarada de fuego rodeo a él , junto a un grupo de chicos que viajaban al Santuario del mismo nombre, él como lo conocí, ágil y delgado, hábil e inteligente pudo escapar de morir, como ocurrió con un grupo de ellos, protegiéndose las manos con su casaca, consiguió ir en contra de la columna de fuego, sintiendo como su piel se achicharraba, emprendió la batalla de su vida contra el fuego, fatigado cayó sobre la maleza, avanzó hasta una piedra grande, donde esperó que pase las  llamas incendiarias, calentando incluso la piedra en la que se recostó, apoyado en una de sus mejillas,  sobre la piedra hirviente, sobrevivió siendo uno de los pocos sobrevivientes de aquella tragedia.
Años más tarde, me encontré en un bus interprovincial, había mejorado mucho luego de muchas cirugías estéticas,llego a ser psicólogo, y seguramente actualmente ayuda a salir de las peores hondonadas a sus pacientes,  aún sin embargo conservo su imagen anterior en mi memoria, de piel trigueña y de rasgos finos.
En cuanto a Luis…..
Continuará.







En tus huesos ancianos hoy, descanzó mi
cuerpecillo del niño, de ayer.
Aquella  persona toda amor,
 de brazos atentos y mirada incansable, arrulló sin horario, sin día , sin noche, mis sueños primeros.
Asumiendo con ternura santa sus desvelos.

Me doblo en cuclillas y casi de rodillas
Me miro en tus ojos, rememorando el día que partiste hacia los cielos, con tu mirada de niña asustada, te fuiste de sonrisa dolorosa despidiendose esta vida, te contuve con mis manos y con mis dedos acaricie tu cano cabello, tu frente
dulcemente enjuta por los besos del tiempo.
Mis ojos ojerosos se dolian a lágrimas al dejarte partir; mientras tus manos tocaron mi alma una vez más, como toda la vida  dandome; amor de madre..
En tí madre eterna, me forjé como la espada,
de justiciero filo me emsable, el temple de humanidad, se mezcla al dulce acero, tierno
y constante en el tiempo.
Espero con ansias volver a estecharte y verte
rejuvenecida en los cielos,
dulce madre ,
me enterneceré en tu pecho.
Descansaré y exalaré al infinito mi espiración
final plenamente sentida,
fundido en tus células y a tu genoma,
acurucado al origen y a los ojos que me vieron

nacer, viviré muy junto a tí, en paz eternamente.
Soledad, te extrañe hasta que
mis pensamientos se revolotearon dispersos y tristes, atosigadores y retumbantes.
Buscando una luz en mi cerebro. 
Que no palpo aún, en las tinieblas del desencanto.
Camino por las calles de Barcelona, y me encuentro en lo casual de un laberinto de gentes, con miradas extranjeras y una Babel interminable de lenguas que creo algunas entender, más no sé si valga la pena, intentar hacerlo, por que no sirven a mi propósito ni a mi ansiedad de vivir eternamente ...
De sentir.... eternamente...
De dar lógica a la cultura, y a las nuevas modas.
Me resisto a los cambios de las masas...
Me invade el
Miedo de perdernos en la nada.
Me niego a someterme a las verdades de otros...
A la verdad que nos la cuentan.
Por eso, esta soledad, introspectiva del ayer y de mañana... me pone en el dilema del “adónde vamos...”

Acabo no más de hablar de fascismo, de atropellos de los derechos humanos, de los presos políticos de la izquierda de aquí, que está ciega de los sucesos de la América Latina del frente y me digo, no acaso este libreto lo escuche en la otra esquina.
Es que la derecha tiene que ser facista y la izquierda de Fidel o de Ortega.
No es que las masas somos románticas y los lideres de derecha, centro e izquierda nos utilizan, dándonos sentido a nuestras soledades.
Andamos caminando como hoy yo,  buscando una puerta abierta, un cariño y un pan de fraternidad, entre la gente que en estampida cual San Fermín, pasa delante tuyo,
Inocente del peligro de vivir de irrealidades creadas por otros para darnos sentido a nuestras existencias.
En nuestra naturaleza está la respuesta a lo que hoy contemplamos como realidad.
No hemos evolucionado lo suficiente, para ser fraternos, para ser solidarios, para dejar de ser mezquinos y ladrones, hipnotizadores de pueblos enteros, hoy les esperan las cárceles del pueblo por las mentiras e infamias con las que nos gobernaron.

Queda a las generaciones lúcidas y no a las otras, alienadas y perdidas en sus dilemas,  a trazar caminos nuevos, limpios y claros, que nos lleven a un buen comienzo.
¿ Me podrás decir que es un hijo? , acaso quizá mencionar, cosas que yo no me atrevería a hablar o ha definir, sin quedarme en el más absoluto de los silencios, rememorando el más grande de todo los proyectos, que me llegan a la memoria con exquisita fidelidad... sus primeros llantos, sonrisas y desvelos, 
sus primeras gripes, fiebres y dolores, que no fueron ajenos.
Me permitís que recuerde cuánto los deseamos, cuando ya henchido el abdomen, asomaban partes de sus miembros, y los acariciábamos untando cremas con música clásica, para despertar ya de niños su humanidad, aprecio y gratitud.
Y al recibirlos al nacer, criaturas tan milagrosas y tan frágiles son, absolutamente dependientes del cuidado nuestro y de nuestro amor.
Bebieron el néctar lácteo de una mama turgente y amable, que les mantuvo de alimento, calor y caricias.

¿Que es un hijo?
Es una parte o el todo de nosotros, puesta con dulzura por Dios y la naturaleza,
para que olvidemos nuestra corta existencia.

¿ Saben cuantos globos inflamos, cuantas cometas volaron?, por el puro amor de presentarles lo mejor que se pudiera de la vida.
Cuantas tareas fueron hechas a doble o triple recuadro.
Cuantas noches desveladas desde que fueron niños a más grandes.
Cuantas emociones bellas, nos trajeron, cuantos dolores 
con ellos, a nuestras almas sobrecogieron.
Y verlos cantar, jugar, declamar acaso no fue lo más precioso del mundo.
¿ Acaso sus enfermedades los sufrieron solos?, fueron con ellos  que sucumbimos y enfermamos.
Nos quedamos en hospitales para sanarlos, cuantos rezos se hicieron por sus almas y por sus cuerpos.
Por su bienestar espiritual pasamos ritos religiosos que apartaran los demonios, y si los castigamos, a veces también sufrimos, por nuestros excesos involuntarios propios de nuestra imperfectible humanidad.

Los vemos crecer, y a veces ya crecieron de pronto a nuestro lado, en un instante, estando absortos en el trabajo intentando darles más de todo, sacrificando ese tiempo valioso, solo ilusión perseguimos a tan denodado esfuerzo.
De pronto las premonitorias conductas señalan que llegó la pubertad y la adolescencia, y los padres perfectos que creíamos ser, a la luz de su razonamiento desvanece.
Ese precioso ser carne de tu carne, te desmiente y te dice que eres un anticuado, que la modernidad te pasó la factura, que les avergüenza tu presencia..
! Que quieren ser libres!inestables, inmaduros e irresponsables.
Que su privacidad es su derecho, y la verdad que nos debían, ! qué!
Ocultando a tus ojos siguiendo vicios etéreos...

Y te preguntas si son los hijos que criaste y amamantaste.

Sin sabores y noches de amanecida, esperando a tu filio, “pa protegerlo...”
Y para él eres su guardián, el viejo que le poda sus ramas, que le corta sus alas.

Ellos deciden sus destinos, con premura y casi corriendo, motivado por los años de juventud.
Conocemos esa realidad, tan de cerca.
Muchos hijos cayeron para no volver a levantarse más, perdiendo su dignidad, sus valores, ensuciando cuerpo y alma , donde uno no pueda verlos.

Algunos, solo algunos, son hijos que escuchan y deciden que tú puedas ser la catapulta de su destino.

En la madurez y la ancianidad acaso si visito al viejo o a la vieja, profesión me dieron por que fue su deber hacerlo.
Lejos de casa, vuelo, vivo, muero.

Solo unos pocos devuelven en vida, los cariños, urgencias, desvelos.
La mayoría nos morimos solos, cuando somos abuelos.

Me podrán decir que es un hijo, yo lo fui,  y si acaso ya no están mis padres espero haber sido el hijo que no les falté, que dolores no infligí, que caricias mías no les dejé de dar, y  que oraciones para ellos siempre pronunciaré...
Y cuando llegue el gran momento me fundiré en su regazo y con su espíritu para descansar eternamente, en paz.

Aún algunos nos falta terminar de ser padres, algunos de ser hijos.
No olvidemos estas palabras...

aún estamos a tiempo de cambiar y ser hombres e hijos nuevos.
Me entristece este reino, 
el reino de este mundo,
me aflige su imagen 
de máscara desdibujada,
de error de diseño,
de senderos borrosos y realidades infames, creadas por los unos y otros convenientemente.

Me aflige este mundo insano.
Lleno de odios y corrupta acción.
No queda ni un verso de Padre nuestro
que no haya sido profanado..
¡ No hay más  remedio para su mal!
Por que  el mal  intrínseco estás dentro de todos.

El cotidiano, el cercano y el global mundo
se muestran nauseabundos, 
a los ojos de las almas honestas,  pocas claro está, que sobreviven entre la pus y el dolor de la miseria humana,

Ya queda poco, para sufrir el infierno
de Dante frente a nuestras pupilas,
Poco, para mordernos cual reptiles, impregnando a cada mordida ponzoñosa, de venenos que se inyectan en la misma esencia humana , inundando  nuestro torrente sangrante de vida.  
Cual  mortíferos, dardos
de hambre y sed de avaricia, de
toxinas de egolatría.
destruyendo a lamidas viperinas, las promesas de eternidad y esperanza 
de nuestro señor Jesucristo.
Un mundo de mentiras influyen a los  hermanos mansos de corazón, que reciben información  pasivamente, cual reinvento de Sodoma y Gomorra.
Y burlas para los que creen en el pan nuestro de cada día.

Me duele el reino de este mundo,
que ni el mesías pudo cambiarlo,
No hubo tierra fértil para el grano de mostaza , que tuvo que crear un mundo nuevo, lejos de éste.

El hombre se vuelve  cada vez más ciego, que destruye  bosques y selvas, especies de agua, de tierra, y del cielo.
Los muertos de la guerra y la pobreza,
los crímenes de les humanidad, no quiebran gobiernos manchados de sangre, cruzamos a nado sobre la ciénaga de la inmundicia, por nosotros producida, cual trogloditas académicos, nos hicimos dueños de la verdad, y construimos un mundo a nuestra imagen y semejanza, sin Dios,  como y tal cual,
nacido del pecado de Luz Bell, que anida hoy mismo en nuestro genoma común  compartido con reptiles y gusanos,   insectos y las víboras. 
Hienas y cuervos.

Luchamos por nuestros egos, pisando la mano de quien nos pide, la yugular de quién no está de acuerdo, y nos muestra su perfil.
aventajamos por la espalda, cual hienas hambrientas,  al débil o al anciano, herimos mortalmente sin pestañar, al obrero distraído o a la ama de casa, con el recado urgente para sus hijos, al milenium absorto en su último celular,
al peatón descuidado, 
al amigo fraterno,  líbrese si está a nuestro costado, que con un certero codazo, lo abatimos, después de negarlo tres veces.

La muerte del Ser, frente al No ser, 
ha comenzado.
Con la frivolidad que nos muestran los medios.
La indecencia de políticos y gobernantes.
Con el caos en nuestras vidas,  por la inoperancia de los elegidos.
Con los abusos a los que menos tienen, al ignorante, al manso de corazón , a los niños inocentes, con programas educativos de vanguardia , produciéndoles daños irreparables en sus almas.

El Reino, que creo, con mucho dolor me digo,  no es de este mundo...


Copyrigth@ Rubén Caparó O.

domingo, 25 de noviembre de 2018

Los poemas son momentos.
Son estancias en el tiempo...

Fuentes de agua que bebí a sorbos grandes.
Aguas que corrieron entre mis dedos
Negando la perpetuidad del amor.

Los poemas son remembranzas
Ramos de ansiedades y nostalgias escogidas
para santificar el espiritu,
buscando el dolor del alma.
Y quiza la justificación de existir.

Los trazos de los poemas se dibujan en versos.
Cada verso nace como un niño,
grita por hambre, duerme y respira, como un niño, despierta y  queda en vigilia, como un niño.
Puede ser travieso, en sí, o serlo en su desarrollo. Es sincero y no pretende ofender.
Es genuino y busca la armonia.
Busca con ansia la belleza, de su semántica.
En su sintaxis aspira originalidad.
En su cadencia, se mueve...
En su ritmo, se agita y anhela con llegar al clímax de lo perfecto.

Una y otra vez, se escriben sus letras,
Se cambian las palabras
hasta que signifiquen lo correcto.
Se repiten los fonemas buscando la rima.
Oyendo los ecos de una sonata se plasman de tinta, sobre la blanquecina celulosa que lo espera.

El poema es una dimensión métrica y temporal
del pensamiento, de una emoción, de un sentimiento, por tanto es multidimensional.
Un verso, un cuarteto, una estrofa,
son medidas unidimesionales de un universo
que esta en todas partes.

Un verso, es como un beso...
Directo y certero, se escribe,
tierno y voluptuoso se percibe.
Húmedo, tibio y travieso, se concibe.
Terso, llameante y  esquivo puede serlo.

Un poema es como un romance,
da tiempo,  cadencioso se desarrolla.
Nace, vive y muere,
Resucita al ser leido, y deja una historia para el pasado.
Un poema es como un hijo
no lo puedes negar,
ni dejar de reconocerlo,
por que nace
de tu misma conciencia
y es la esencia  misma de uno.

sábado, 17 de noviembre de 2018

¿Alguien te  ha amado ?
¿Sabes lo que es el amor?
O solo vivís por la inercia del ser,
humana, madre, hermana, mujer.

Conociste la gloria de amar...
La pasión de sentir...
La reflexión de existir...
¿La nostalgia del amante ?

Los celos... benditos celos...
¿Sabes que es añorar, a quien no está?
A quien nunca estará...

Acaso morirás sin que nadie te devele el amor.
No el de costumbre, ni de favor,
No  el de conveniencia ni el de perdón.

Estoy hablando del genuino, del distinto,
del que hizo pecar a Eva,  a Magdalena,
a  Penélope o a Julieta.
Te hablo de la madre del cordero.
Que de lo inerte, te da la vida,
De lo que desconoces, y te mantienes pasiva, enquistada, en tu zona de conford.

Dime:
¿Amáste a alguién, lloráste acaso su ausencia?
O solo rodaste como la noria gira, siguiendo su costumbre cinemática.
Sin dolor, sin valor, sin amor.

¿Buscas la pureza de esta vida,
y te niegas al amor?
¡Dejas tu alma atrapada y reprimida,
y prefieres seguir a la razón?

Conoces por lo que cuentan,
y vives suspendida en tu sueños,
ya que el tiempo del amor terminó para tí.
A caso vives de las migajas
guardadas del pasado,
de un beso que no fue dado.
Negándote la oportunidad de aprender la real experiencia de  amar con pasión.

Escucha, escucha...
No a mí,
Escucha al amor.
Aquella hoja caída que de onfálica
rama terminó desprendida.
Tornasolada y olvidada.
Con los vientos fue llevada.
Sin distingos de razones.
Sin dolor de corazones.
Va allí, vuela allá...
Cayendo en sideral hipérbola ondulada .
Unas veces amada, cuando el árbol
de la rama por ella respiraba.
Ahora sentenciada a morir sin alimento
 y disolverse poco a poco con el tiempo, en la nada.
Aquella hoja pérdida, por su orgullo, desprendida.
La mueve la brisa para allá a la deriva,
Balanceándose en una vorágine gravitatoria,
Va para allí nostálgicamente confundida,
se pierde deprimida
en natural vegetal desidia...
Secándose a los rayos otoñales,
de un sol que apenas la acaricia
y la despide de la vida.

martes, 26 de junio de 2018

¿Dónde estará ?,  
aquella grata presencia, 
que cual  delicada brisa,
tropezaba impetuosa contra mi alma, 
dejando caer su amado cuerpo,  
inmaterial y etéreo,  sobre el mío.
Produciendome extrañas sensaciones.
Con  su arrullo, lo
escucho, en las madrugadas,
al clarear el alba.
Se posa junto 
a mis sueños despiertos.
Intenta ser una caricia, de madre, de hermana
y  de amante.

Mientras mis ojos dormilones 
se abren cada  madrugada ,
 a la misma hora certera, 
de programado insomnio, 
mirándome a mi mismo, 
te encuentro junto a mi alma, 
solo en mi fantasias, sin el regocijo, 
que dejaría tu esencia vacía de tu presencia...

Quedará solo el dulce recuerdo,
delicado buquet,   como el pistilo de donde
tome la savia de tu amor.

Es un epicentro de revoltijos, 
aquellas docenas de mariposas 
que solian atravesarme el corazón.
Produciendo una sensacion amor, 
de confortable sueño, de tibieza familiar.
De existencialidad vital, fortuita, y verdadera paz.