Nota que injusta es la alondra
que emprende su vuelo, ni bien
entrado el invierno
Eleva sus alas, deja su canto,
sus trinos melódicos que nacen de su alma.
Igual que la musa que deja su tierra,
deja su encanto, los amores de sus sueños vespertinos, del terruño, del hogar...
Imagina sus alas en la inmensidad de los cielos,
tras horas de viaje, hacia un país encantado y lejano,
batiendo sus plumas, persevera
en sus nuevos sueños infinitos, contra el aire que la eleva
, contra los vientos que se ofrecen,
empujar su cuerpecillo, ágil y valiente
contra las nubes, contra los prados
entre el invierno, entre el verano.
Alondra, hoy mujer...
¿ dónde tu canto llegará a los dioses,
donde tu prisa aprisionará mis manos
con tus alas de encanto?
¿ dónde su cuerpecillo reposará hilarante?
¿ dónde tu nido, se quedará eternamente?
Donde tu vida se fundirá con la mía para siempre...
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