Para irse, hay que dejar.
Nuestra misión es partir
más que retornar.
Elevarmos, desprendernos
del cieno que nos hunde en lo mismo.
Que difícil
es negar propiedad a las cosas del mundo, a los
seres del mundo.
Que difícil es no enternecerse
con los libreros que esperan ser leídos,
con las mascotas que esperan una caricia o su alimento,
Todo lo demás es susceptible de dejarse...
Hasta tu trabajo, tus pacientes
hasta la responsabilidad de vivir con los otros y para los otros.
La libertad nos llama de las maneras más extrañas,
Que desearía dejar mi cuerpo y lo que soy para gozarla eternamente.
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