Ya nadie podrá devolverme la gloria de amar,
Ya que dejaste insondables magulladuras
en mi alma, cuando decepcionaron tus brazos
la lealtad ofrecida. Entregándose a otros ajenos,
sin titubeo siquiera.
Sin dolor, por el pasado tuyo, y nuestro…
Sin piedad, por mi confiado y distraído presente...
Hoy, estoy dolido hasta el tuétano.
Hasta la esencia etérea de mi ser.
Borracho de dolor y de morir.
Me encuentro, con la interrogación infinita hacia el cielo,
por tu ataviado proceder.
Si la codicia infiltro tu alma.
Si la decepción aniquilo mi imagen.
¡Qué esperanza quedará
para los deseos no logrados!
Para mis apetitos compungidos,
y para mis sueños enterrados en un abrazo ...
Aquí me encuentro con mis
angustiados desvelos.
Con mis carnes urentes y mis huesos.
Y quiero dejar de ser hombre a imagen y semejanza de Dios.
Aprendiendo a odiar sin evangelio que me frene.
A mi semejante que me quito la ilusión
de mantener inmaculado el corazón,
disolviendo mi vida y mi razón.
Para convertirme solo en hombre.
En bípedo, mamífero, vertebrado y mortal.
Inválido de alma y corazón.
Yo tuve un corazón y ya no lo tengo.
Tuve vísceras amantes
que hoy no sienten.
Nervios destrozados de tanto sufrir.
Despojos de humanidad es lo que me queda,
Desamor, mentiras, y pérfida lealtad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario