En este espacio están mis poesías , forma de contactar con el mundo, y engrandecerlo.
lunes, 23 de marzo de 2020
A Flavio Rojas....
En El Barrio donde crecimos, los mejores amigos, no siempre fueron de nuestra misma edad, Flavio Rojas, era uno de ellos, desde que tuve uso de razón, para nosotros era "el señor Chino" , claro que en la puerta de su casa, había un letrero que decía: Flavio Rojas ... , Contador.
El apodo lo puso el papá de Alexis, sin más no recuerdo, o el tío Tono, tío de Alexis, y quedo como su nombre, el nunca le molestó, y respondía al apodo como a su nombre. Señor "chino" , buenos días, Sr. "Chino" , como está, o como le va, nunca nos detuvimos a preguntar si eso estaba bien o mal, si le agradaba o no, era conocido así por sus ojos rasgados, más achinados cuando reía, su piel morena andina, su sonrisa amplia debajo de un trinchudo bigote, y su alma de niño. Vivía frente a mi casa, llegó al barrio cuando todos ya estábamos ya, solterón cálculo yo de unos 40 años, de profesión contador, como decía la placa que estaba pegada en su casa-oficina, era sin lugar a duda, parte de los amigos del barrio que más apreciamos. El ser profesional en esa época aún más le hacía culto, por lo que de alguna manera se ganó el cariño de todos , y amable con todos, con los niños, jugaba como uno de nosotros, con nuestros padres, era un buen vecino. No había malicia en él, ni en nosotros, nada que nos pudiera hacer desconfiar de él. Eran otros tiempos. Había comprado la casa de enfrente, y siendo solo, decidió alquilar gran parte de la misma a la familia Palomino, familia de Piolin. Hizo una construcción adyacente como un mini departamento, que permaneció deshabitado, con sus ladrillos expuestos, sin puertas ni ventanas, lo que nos servía de sala de juegos, llevábamos el infaltable ajedrez, juego de dados, y otros del momento, etc., era un lugar donde también nos contábamos historias y muchos dejábamos allí algún problema de los más grandes, para opinión del grupo, que sentados sobre unos ladrillos, con una mesa improvisada pasamos parte de nuestra tarde en esa construcción precaria.
El s..... ch.... era un niño grande, compartía nuestros juegos, le gustaba jugar al fútbol con nosotros en la cuadra cercana a la casa, muchas veces vestido de ropa de oficina, empedernido hasta anotar su propio gol, con gotas de sudor en su frente, a medio partido se quitaba el saco acomodándolo encima de los cercos de ciprés, y a seguir jugando. Era una persona hogareña, y que le ilusionaban los niños, con muchas ganas de tener uno propio. Procedente de Sicuani, había llegado a Cusco, para quedarse y quizá formar una familia. Sin embargo era solitario, y solo con nosotros, siento que en ese momento, mitigaba su soledad, y eso le hacía sentir bien. En el fútbol se consolidan muchos de los recuerdos que tengo, de este gran amigo.
Pasaron los años, se dedicó a administrar una discoteca, y algunos malos amigos le brindaron su amistad a cambio de ceder su departamento, el mismo que había servido de club de niños, se convirtió en las noches de los viernes de "nigth club", los amigos traían amigas, y las fiestas a media luz fueron las constantes en aquella época de su vida.... continuará.
... a Flavio Rojas...
Posteriormente se comprometió con una señora que vendía el ceviche, cerca a los quioscos, frente a la universidad, al poco tiempo se hizo de toda una familia, trayéndola, a la casa del frente, incluyendo al hijo de su compromiso anterior. La casa se convirtió en un laboratorio donde se hacía el ceviche, de donde salían bandejas de pescado de aquí para allá, limones, etc. , adquiriendo un olor a pescado toda la cuadra. Todos sentimos que perdió mucho con esa decisión, sin embargo creo que él buscaba algo, que quizá encontró en esa elección. Ya más tarde cuando yo ingresé a la facultad de medicina, un día me comentó algo avergonzado por las incomodidades que causaba con su nuevo negocio, también lo encontré muy dolido por la suerte de Alex, que estro a malas juntas, y así algo apenado lo dejé. Encontré en sus ojos, una insinuante lágrima, al igual que la vi, cuando me dio el pésame por la muerte de mi padre. Esa vez me dijo - muy bien lo recuerdo, "tu padre fue un gran hombre, a algunos nos toca un reto aún mayor cuando tenemos un padre así, ser mejor que ellos, Rubencito tú vas estudiar medicina, no te olvides de ese encargo, se que irás muy lejos". Aún pienso en esa persona, y en sus varios perfiles, de acuerdo a los momentos que le dio la vida. Cuando fui al serums, y luego regresé antes de ir a la especialidad, lo encontré ya con algunas ligeras canas en las entradas de su frente, jugando con su único hijo producto de los azares que da la vida, alegre y con la sonrisa que lo conocimos cuando era uno más de los que jugábamos al fútbol en la cuadra cercana a nuestras casas. Tres años después que volví a Cusco de mis estudios en Lima, encontré solo a un chico adolescente y a la familia de la esposa en su casa. Pregunté por el Señor Chino, por su vida, me dijo mi madre que había muerto producto de una neumonía en forma muy rápida.
Los amigos que te da y te quita la vida, te hacen crecer y se encarnan en tu cuerpo, y no se desprenden de ti nunca más . Flavio Rojas, Señor Chino descanse en paz .
Nota que injusta es la alondra
que emprende su vuelo, ni bien
entrado el invierno
Eleva sus alas, deja su canto,
sus trinos melódicos que nacen de su alma.
Igual que la musa que deja su tierra,
deja su encanto, los amores de sus sueños vespertinos, del terruño, del hogar...
Imagina sus alas en la inmensidad de los cielos,
tras horas de viaje, hacia un país encantado y lejano,
batiendo sus plumas, persevera
en sus nuevos sueños infinitos, contra el aire que la eleva
, contra los vientos que se ofrecen,
empujar su cuerpecillo, ágil y valiente
contra las nubes, contra los prados
entre el invierno, entre el verano.
Alondra, hoy mujer...
¿ dónde tu canto llegará a los dioses,
donde tu prisa aprisionará mis manos
con tus alas de encanto?
¿ dónde su cuerpecillo reposará hilarante?
¿ dónde tu nido, se quedará eternamente?
Donde tu vida se fundirá con la mía para siempre...
que emprende su vuelo, ni bien
entrado el invierno
Eleva sus alas, deja su canto,
sus trinos melódicos que nacen de su alma.
Igual que la musa que deja su tierra,
deja su encanto, los amores de sus sueños vespertinos, del terruño, del hogar...
Imagina sus alas en la inmensidad de los cielos,
tras horas de viaje, hacia un país encantado y lejano,
batiendo sus plumas, persevera
en sus nuevos sueños infinitos, contra el aire que la eleva
, contra los vientos que se ofrecen,
empujar su cuerpecillo, ágil y valiente
contra las nubes, contra los prados
entre el invierno, entre el verano.
Alondra, hoy mujer...
¿ dónde tu canto llegará a los dioses,
donde tu prisa aprisionará mis manos
con tus alas de encanto?
¿ dónde su cuerpecillo reposará hilarante?
¿ dónde tu nido, se quedará eternamente?
Donde tu vida se fundirá con la mía para siempre...
Sobre la trascendencia de la Muerte.
La muerte, es un suceso diferente al que estamos acostumbrados a vivir, indica el fin de la existencia de una vida, una situación finita, definitiva, con un antes y un después para esa persona, pero no un presente, este está reservado para los vivos. La muerte para un niño, es poco visible, ya que nuestros parientes la mayoría mueren hoy en día en los hospitales, salvo que un pariente cercano muera, aun así uno se da cuenta que está muerto, por que ya no está. Además es distinto ver que la gente se muere, que pensar que tu morirás. La primeras nociones de la muerte, lo senti con mi ausencia de abuelos, de ambas líneas. No tuve abuelos vivos, solo me entere quienes habian sido por la referencia de mis padres y algunas fotos que quedaban. La muerte y orfandad estaban en muchos de los relatos de mi padre y en sus poemas. Kike, el amigo rubio de infancia, me dio esta noción, de vacío y de cosa inexplicable. Es la única palabra categóricamente absoluta, no hay muerte a medias, es o no es, aunque en poesía se puede alegar que estás muerto en vida, pero los muertos son historia sin presente. Cuando murió John Venero Garrido, amigo del colegio salesiano, supimos todos lo frágil que es la vida, a pesar que al inicio nos sentimos invencibles, nos damos cuenta que somos físicos en gran parte, y que vivimos por que tenemos un cuerpo y nos movemos y por que tenemos un cerebro que nos indica que existimos. John murió de hepatitis y es el primer muerto que ví, lívido, amarillento, inmóvil, con unos tapones en la nariz y en la boca por que sangraba aun de muerto por su enfermedad. Fue la primera vez que me sentí mortal y me deprimí que dejé de comer por ese día, por que la vida es hermosa y la vitalidad de eso años negligentemente no te permiten introspeccionar, y claro, que te sientes imbatible si estás sano claro está. De hecho esta experiencia es personal de cada uno, pero el hecho de no existir, no de sufrir al morir, si no el hecho de no trascender, de ser olvidado, y de ya no contar para la humanidad ni para el mundo físico, me solía ser incompresible, hasta las creencias espirituales del otro mundo, era de vida en otro lugar, ya no terrenal, y no eran un gran consuelo. Mi madre tuvo doce hermanos, ella era la penultima, y fue despidiendo a cada uno de los suyos, a lo largo de su vida, no se si murió ella también con cada hermano, pero cuando le tocó partir, estuve para ver sus últimas miradas de luz, y ver la trascendencia de este momento.
Mi padre murió a los 53 años, y esta historia marcó definitivamente mi concepción de lo que es la muerte.
Y se dió tras la muerte del padre de Juan, gran amigo del colegio. Acudí solo al velorio, como era lo esperado, ya que él unico vinculo y motivo era nuestra amistad.
Por la noche mientras velábamos al padre de Juan G, me percaté que mi papá estaba dentro de las personas que hacía la guardia, al fénetro, parado con una actitud solenme. Estuvo una hora acompañando al difundo, a un costado del ataúd. Luego me saludo muy breve y salió. Yo me sorprendí de que estuviera allí, ya que poca amistad había con el señor fallecido. Quizá lo hizo por mi y por Juan, al que si conocía, ya que sabia que eramos muy amigos, o quizá también por él mismo, ya que probablemente le recordaba lo duro que era quedarse sin padre a esa edad, ya que había desarrollado una gran sensibilidad.
Al llegar a la casa, comentamos de aquella circunstancia, y fue entoncese que yo dije - ¡que duro y doloroso debe ser, ver tirado a tu padre dentro de un ataúd, tener que dejarlo partir y resignarte, todo en un mismo momento !.
A lo que él me indicó : hijo mío, hagamos una cosa, una promesa... el que parta primero, hará todo lo posible de comunicarse con el otro para alertar que existe la otra vida ... continuará...
Diez días después, mi padre falleció, por una hepatitis fulminante.
Obviaré esos momentos tristes, cuando hizo un paro cardiorespiratorio, y ya no volvió despertar.
Habrís pasado un año y medio de aquel evento. Estábamos en el segundo año de facultad, y por alguna razón muchos de los del curso de matemática integrada, nos encontramos en casa de nuestro amigo, Monanes. Tenía una sala amplia, y una mesa lustrosa y brillante. Estábamos preocupados por el examen jalador que se venía. Alguien se le ocurrió, que podríamos llamar a algún difunto para que nos diera las preguntas o las respuestas del exámen. Nunca había participado en algo así, hicieron una ronda amplia con papelitos con números y letras, la copa se movía como si levitara, tomando fuerza de acuerdo a los índices de las manos que la tocaban. Incrédulos indicamos que era un truco, luego aquellos que aun no creíamos , nos quedamos con nuestros índices puestos, y con la copa luciendo un gris cristal, moviendosé vertiginosamente fuera de nuestra voluntad. Luego dejamos que los demás preguntaran la clave de aquel espinoso examen, llamaron a un compañero fallecido meses antes, dandonos la dió " las claves" en con el abecedario, 1. B
, 2. C 3.. etc.
Yo había dejado el grupo, y me fuí lejos de la mesa, a servirme un refresco. Cuando alguién, gritó, esperen... esperen... alguien se quiere comunicar... Quién es Rubén... Rubén C...., - Rubén... corre, es tu papá que quiere comunicarse contigo... me acerque nuevamente a la mesa, cuando leí el siguiente mensaje: " hijo el cielo realmente existe"...
La muerte para los muertos, solo tiene el tiempo futuro de la eternidad, cuidemos este tesoro que les confío... El cielo realmente existe...
La muerte, es un suceso diferente al que estamos acostumbrados a vivir, indica el fin de la existencia de una vida, una situación finita, definitiva, con un antes y un después para esa persona, pero no un presente, este está reservado para los vivos. La muerte para un niño, es poco visible, ya que nuestros parientes la mayoría mueren hoy en día en los hospitales, salvo que un pariente cercano muera, aun así uno se da cuenta que está muerto, por que ya no está. Además es distinto ver que la gente se muere, que pensar que tu morirás. La primeras nociones de la muerte, lo senti con mi ausencia de abuelos, de ambas líneas. No tuve abuelos vivos, solo me entere quienes habian sido por la referencia de mis padres y algunas fotos que quedaban. La muerte y orfandad estaban en muchos de los relatos de mi padre y en sus poemas. Kike, el amigo rubio de infancia, me dio esta noción, de vacío y de cosa inexplicable. Es la única palabra categóricamente absoluta, no hay muerte a medias, es o no es, aunque en poesía se puede alegar que estás muerto en vida, pero los muertos son historia sin presente. Cuando murió John Venero Garrido, amigo del colegio salesiano, supimos todos lo frágil que es la vida, a pesar que al inicio nos sentimos invencibles, nos damos cuenta que somos físicos en gran parte, y que vivimos por que tenemos un cuerpo y nos movemos y por que tenemos un cerebro que nos indica que existimos. John murió de hepatitis y es el primer muerto que ví, lívido, amarillento, inmóvil, con unos tapones en la nariz y en la boca por que sangraba aun de muerto por su enfermedad. Fue la primera vez que me sentí mortal y me deprimí que dejé de comer por ese día, por que la vida es hermosa y la vitalidad de eso años negligentemente no te permiten introspeccionar, y claro, que te sientes imbatible si estás sano claro está. De hecho esta experiencia es personal de cada uno, pero el hecho de no existir, no de sufrir al morir, si no el hecho de no trascender, de ser olvidado, y de ya no contar para la humanidad ni para el mundo físico, me solía ser incompresible, hasta las creencias espirituales del otro mundo, era de vida en otro lugar, ya no terrenal, y no eran un gran consuelo. Mi madre tuvo doce hermanos, ella era la penultima, y fue despidiendo a cada uno de los suyos, a lo largo de su vida, no se si murió ella también con cada hermano, pero cuando le tocó partir, estuve para ver sus últimas miradas de luz, y ver la trascendencia de este momento.
Mi padre murió a los 53 años, y esta historia marcó definitivamente mi concepción de lo que es la muerte.
Y se dió tras la muerte del padre de Juan, gran amigo del colegio. Acudí solo al velorio, como era lo esperado, ya que él unico vinculo y motivo era nuestra amistad.
Por la noche mientras velábamos al padre de Juan G, me percaté que mi papá estaba dentro de las personas que hacía la guardia, al fénetro, parado con una actitud solenme. Estuvo una hora acompañando al difundo, a un costado del ataúd. Luego me saludo muy breve y salió. Yo me sorprendí de que estuviera allí, ya que poca amistad había con el señor fallecido. Quizá lo hizo por mi y por Juan, al que si conocía, ya que sabia que eramos muy amigos, o quizá también por él mismo, ya que probablemente le recordaba lo duro que era quedarse sin padre a esa edad, ya que había desarrollado una gran sensibilidad.
Al llegar a la casa, comentamos de aquella circunstancia, y fue entoncese que yo dije - ¡que duro y doloroso debe ser, ver tirado a tu padre dentro de un ataúd, tener que dejarlo partir y resignarte, todo en un mismo momento !.
A lo que él me indicó : hijo mío, hagamos una cosa, una promesa... el que parta primero, hará todo lo posible de comunicarse con el otro para alertar que existe la otra vida ... continuará...
Diez días después, mi padre falleció, por una hepatitis fulminante.
Obviaré esos momentos tristes, cuando hizo un paro cardiorespiratorio, y ya no volvió despertar.
Habrís pasado un año y medio de aquel evento. Estábamos en el segundo año de facultad, y por alguna razón muchos de los del curso de matemática integrada, nos encontramos en casa de nuestro amigo, Monanes. Tenía una sala amplia, y una mesa lustrosa y brillante. Estábamos preocupados por el examen jalador que se venía. Alguien se le ocurrió, que podríamos llamar a algún difunto para que nos diera las preguntas o las respuestas del exámen. Nunca había participado en algo así, hicieron una ronda amplia con papelitos con números y letras, la copa se movía como si levitara, tomando fuerza de acuerdo a los índices de las manos que la tocaban. Incrédulos indicamos que era un truco, luego aquellos que aun no creíamos , nos quedamos con nuestros índices puestos, y con la copa luciendo un gris cristal, moviendosé vertiginosamente fuera de nuestra voluntad. Luego dejamos que los demás preguntaran la clave de aquel espinoso examen, llamaron a un compañero fallecido meses antes, dandonos la dió " las claves" en con el abecedario, 1. B
, 2. C 3.. etc.
Yo había dejado el grupo, y me fuí lejos de la mesa, a servirme un refresco. Cuando alguién, gritó, esperen... esperen... alguien se quiere comunicar... Quién es Rubén... Rubén C...., - Rubén... corre, es tu papá que quiere comunicarse contigo... me acerque nuevamente a la mesa, cuando leí el siguiente mensaje: " hijo el cielo realmente existe"...
La muerte para los muertos, solo tiene el tiempo futuro de la eternidad, cuidemos este tesoro que les confío... El cielo realmente existe...
Ya no me detengo en saber si vendrá...
Ni si mis pasos a su lado la acompañan.
Amo mi alma hasta la inmensidad del oceano.
Amo este precioso y perfecto momento que sabe a eternidad.
Hoy ya no me enternece la bulliciosa gaviota,
que se pierde entre los maderos del muelle.
Ni me detendré a mirar en el ocaso,
acaso una sileta en la playa que recuerde su nombre, su ausencia.
Ya no pienso envolver mas regalos,
Mil propuestas...
Un rezo al devocionario.
Nada me confortará la realidad de muerte
o el infortunio de tu falta de sapiensia.
Ni el vacio de los ecos que traen las olas a mi regazo.
Solo busco fundirme en la nebulosa niebla de otoño
que esconde tus orillas.
.
Ni si mis pasos a su lado la acompañan.
Amo mi alma hasta la inmensidad del oceano.
Amo este precioso y perfecto momento que sabe a eternidad.
Hoy ya no me enternece la bulliciosa gaviota,
que se pierde entre los maderos del muelle.
Ni me detendré a mirar en el ocaso,
acaso una sileta en la playa que recuerde su nombre, su ausencia.
Ya no pienso envolver mas regalos,
Mil propuestas...
Un rezo al devocionario.
Nada me confortará la realidad de muerte
o el infortunio de tu falta de sapiensia.
Ni el vacio de los ecos que traen las olas a mi regazo.
Solo busco fundirme en la nebulosa niebla de otoño
que esconde tus orillas.
.
Para irse, hay que dejar.
Nuestra misión es partir
más que retornar.
Elevarmos, desprendernos
del cieno que nos hunde en lo mismo.
Que difícil
es negar propiedad a las cosas del mundo, a los
seres del mundo.
Que difícil es no enternecerse
con los libreros que esperan ser leídos,
con las mascotas que esperan una caricia o su alimento,
Todo lo demás es susceptible de dejarse...
Hasta tu trabajo, tus pacientes
hasta la responsabilidad de vivir con los otros y para los otros.
La libertad nos llama de las maneras más extrañas,
Que desearía dejar mi cuerpo y lo que soy para gozarla eternamente.
Nuestra misión es partir
más que retornar.
Elevarmos, desprendernos
del cieno que nos hunde en lo mismo.
Que difícil
es negar propiedad a las cosas del mundo, a los
seres del mundo.
Que difícil es no enternecerse
con los libreros que esperan ser leídos,
con las mascotas que esperan una caricia o su alimento,
Todo lo demás es susceptible de dejarse...
Hasta tu trabajo, tus pacientes
hasta la responsabilidad de vivir con los otros y para los otros.
La libertad nos llama de las maneras más extrañas,
Que desearía dejar mi cuerpo y lo que soy para gozarla eternamente.
Hoy día murió la poesía,
aquella que dejaron tirada sin ser leída,
en la acera esquiva,
en el doblez de una servilleta pensativa.
En un café del centro,
junto al alguien que lloraba de un amor muerto.
Dejo de existir, el verso, la estrofa,
asfixiada a falta de neuronas inspiradas.
Fue muriendo junto al cortejo de un primer amor.
Fenece el suspiro que lleva a la emoción.
La emoción de que alimento el apasionamiento,
exponencialmente hoy se extingue en el moderno mundo.
Hoy día murió la poesía de amor, de pertenencia, de honor.
Todo está árido y carente de belleza humana .
Se murió la ilusión que se alimentaba de amor
y hacia concebible la familia.
Murió el último romántico y su poemario cursi.
El misterio de una relación,
queda solo a nivel biológico de las locas pasiones,
de la musa equivocada, que eliminó mis versos con su iletrado amor.
Murió la poesía,esperando la cita,
que nunca llegó. De tristeza murió, la alegría.
De pena se tiñó la melancolía.
De nostalgia se embriagó tu sonrisa,
hoy que muerta está la poesía.
aquella que dejaron tirada sin ser leída,
en la acera esquiva,
en el doblez de una servilleta pensativa.
En un café del centro,
junto al alguien que lloraba de un amor muerto.
Dejo de existir, el verso, la estrofa,
asfixiada a falta de neuronas inspiradas.
Fue muriendo junto al cortejo de un primer amor.
Fenece el suspiro que lleva a la emoción.
La emoción de que alimento el apasionamiento,
exponencialmente hoy se extingue en el moderno mundo.
Hoy día murió la poesía de amor, de pertenencia, de honor.
Todo está árido y carente de belleza humana .
Se murió la ilusión que se alimentaba de amor
y hacia concebible la familia.
Murió el último romántico y su poemario cursi.
El misterio de una relación,
queda solo a nivel biológico de las locas pasiones,
de la musa equivocada, que eliminó mis versos con su iletrado amor.
Murió la poesía,esperando la cita,
que nunca llegó. De tristeza murió, la alegría.
De pena se tiñó la melancolía.
De nostalgia se embriagó tu sonrisa,
hoy que muerta está la poesía.
Al cruzar el patio sombrío
de nuestra casa, en imaginado viaje,
a los recuerdos de hijo,
veo a tu alma, quebradiza y delicada,
que me pregunta con sus ojos de silencios y profundos,
el porqué de la partida del hijo, que arrullo hasta mozuelo,
impidiendo que crezca con su amor malo-bueno,
que no se si de más grande entendí su fundamento.
Aquella mujer imperfecta para la demás gente,
fue el gran regalo que el cielo me dió, formando mi alma, mi mente,
doblegando mi voluntariosa adolescencia,
con sabia destreza , siendo severa en los castigos,
y tierna como un beso reposado en mi frente.
¿ Quién fue, la que con unos minutos de rezos
de cada noche, al acostarme,
me dejaba entre las colchas y sábanas seguro de su amor,
y a la mañana de siguiente día,
me alegra con su luz ,
junto a la del nuevo día, al despertarme para ir al "cole".
Esa mirada mustia,
de la despedida, se disipa cual niebla,
cuando recuerdo esos ojazos almendrados y maternos en sí mismos,
tiernos y fuertemente profundos, como fueron siempre.
Hoy madre mía que es tu santo,
sé que en la eternidad donde tu estás,
donde ya no se mide en años el tiempo,
si no por el valor e hidalgia con que impregnaste el mundo
y nuestras almas de recuerdos,
de valores y enseñanzas,
me transporto a la niñez perfecta que junto a mi padre nos diste.
Nunca me senti más querido,
que en tus brazos madre mía,
y aún en las noches cuando
silenciosamente me quedo pensativo
evocando tu presencia, me digo...
¿ Acaso estamos preparados para dejar partir a los hijos?...
de nuestra casa, en imaginado viaje,
a los recuerdos de hijo,
veo a tu alma, quebradiza y delicada,
que me pregunta con sus ojos de silencios y profundos,
el porqué de la partida del hijo, que arrullo hasta mozuelo,
impidiendo que crezca con su amor malo-bueno,
que no se si de más grande entendí su fundamento.
Aquella mujer imperfecta para la demás gente,
fue el gran regalo que el cielo me dió, formando mi alma, mi mente,
doblegando mi voluntariosa adolescencia,
con sabia destreza , siendo severa en los castigos,
y tierna como un beso reposado en mi frente.
¿ Quién fue, la que con unos minutos de rezos
de cada noche, al acostarme,
me dejaba entre las colchas y sábanas seguro de su amor,
y a la mañana de siguiente día,
me alegra con su luz ,
junto a la del nuevo día, al despertarme para ir al "cole".
Esa mirada mustia,
de la despedida, se disipa cual niebla,
cuando recuerdo esos ojazos almendrados y maternos en sí mismos,
tiernos y fuertemente profundos, como fueron siempre.
Hoy madre mía que es tu santo,
sé que en la eternidad donde tu estás,
donde ya no se mide en años el tiempo,
si no por el valor e hidalgia con que impregnaste el mundo
y nuestras almas de recuerdos,
de valores y enseñanzas,
me transporto a la niñez perfecta que junto a mi padre nos diste.
Nunca me senti más querido,
que en tus brazos madre mía,
y aún en las noches cuando
silenciosamente me quedo pensativo
evocando tu presencia, me digo...
¿ Acaso estamos preparados para dejar partir a los hijos?...
Los recuerdos de nuestra infancia nos remontan a un tiempo mágico de los amigos del barrio, de los grupos de chicos dispersados por el azar dentro de cuadras y filas de casas, unas frente a otras, familias de 4 a 5 hijos, unidos por afinidades y generaciones, de hermanos por cada familia. En mi caso era el menor con dos hermanas antes mío. Fuera de nuestros límites geográficos, había amigos que con menos frecuencia los agregamos en nuestros juegos, así también encontramos otros grupos de chicos que nunca llegamos a compatibilizar, y se convertían en nuestros rivales, más si había alguna niña del grupo lejano, a quien osáramos de mirar o cortejar. Entonces aparecían las guerras entre los niños, los rivales apareados por edad, talla y claro por coincidencia de chica. Esto se daba casi siempre en vacaciones de fin de año, luego de las fiestas, inicio de carnavales. Las disputas comenzaban con miradas, palabras subidas de tono, a distancia, luego frente a frente. Muchas veces solo era por el dominio de una parte del parque, el mejor árbol de lugar, o un partido de fútbol intensamente luchado. Las peleas de grupos, eran pequeños conatos de cinco a 7 niños armados de piedras y palos. Muchas veces me tocaba a Alex o a mí definir con el más grande o el líder del otro grupo, nos tocó ganar , nos tocó perder, siempre dentro de todo había una mística y un respeto por el otro. Estas disputas eran entre grupo de chicos, las niñas Jugaban a lejos y no participaban. Recuerdo una de las tantas disputas habíamos invadido su lugar, sitiados contra los jardines de sus casas, no tenían escapatoria, -los padres no se involucraban, pensarían supongo que era parte de nuestro neuro desarrollo - . De pronto los hijos de las empleadas de grupo contrario, más grandes y claro no con los mismos estándares de respeto, ingresaron al conflicto.
De estar haciéndolos retroceder, un refuerzo no esperado nos golpeó en una embestida total, que nos tenía a punto de doblegarnos con una fuerza bruta desproporcionada. Retrocedimos siendo golpeados de todos modos y de todos los lados, ya no había el rival de turno, nos caían todo tipo de golpes, manados, empujones, hasta proyectiles de diferentes tamaños, escobazos etc.
A punto de optar por la retirada, ya sin tener la victoria ansiada, aparecieron sin que nosotros conscientemente lo pensáramos siquiera, el grupo de niñas, casi todas hermanas nuestras, algo más grandes que nosotros, armadas con escobas, ramas de rosales con espinas , que usaron como el arma secreta del momento, un solo solo azote en las piernas de más grande de los empleados, que se desmoronó y comenzó a llorar, con lágrimas y casi aullidos seudo caninos con huellas y perforaciones en el pantalón.
La retirada fue de ellos y todos junto a nuestras hermanas gritamos aquella extraña victoria, donde las mujeres de ese entonces nos dieron a fuerza de coraje y actitud de protección en aquellos momentos en que se jugaba nuestro honor pudieron rescatarnos y darnos la victoria.
Hoy a casi cuarenta años de aquel día siento que debo dar las gracias a esas fantásticas hermanas y amigas con con su amor incondicional estuvieron siempre a nuestro lado, vigilándonos a distancia nuestros pasos.
De estar haciéndolos retroceder, un refuerzo no esperado nos golpeó en una embestida total, que nos tenía a punto de doblegarnos con una fuerza bruta desproporcionada. Retrocedimos siendo golpeados de todos modos y de todos los lados, ya no había el rival de turno, nos caían todo tipo de golpes, manados, empujones, hasta proyectiles de diferentes tamaños, escobazos etc.
A punto de optar por la retirada, ya sin tener la victoria ansiada, aparecieron sin que nosotros conscientemente lo pensáramos siquiera, el grupo de niñas, casi todas hermanas nuestras, algo más grandes que nosotros, armadas con escobas, ramas de rosales con espinas , que usaron como el arma secreta del momento, un solo solo azote en las piernas de más grande de los empleados, que se desmoronó y comenzó a llorar, con lágrimas y casi aullidos seudo caninos con huellas y perforaciones en el pantalón.
La retirada fue de ellos y todos junto a nuestras hermanas gritamos aquella extraña victoria, donde las mujeres de ese entonces nos dieron a fuerza de coraje y actitud de protección en aquellos momentos en que se jugaba nuestro honor pudieron rescatarnos y darnos la victoria.
Hoy a casi cuarenta años de aquel día siento que debo dar las gracias a esas fantásticas hermanas y amigas con con su amor incondicional estuvieron siempre a nuestro lado, vigilándonos a distancia nuestros pasos.
En el Perú de ayer y de hoy, hay que tener realmente suerte para que al otro lado de los servicios estatales e incluso privados te encuentres con una persona aunque no bien instruida, que tenga sentido común y sensibilidad social, lo que en buen castellano lo llamamos criterio. Escasea en todos lados , y son atributos que deberían poseer quienes están detrás de una ventanilla, en un hospital, en una comisaria, y por supuesto en todas las instituciones como SUNAR, SUNAT, Ministerio Publico y el Poder Judicial., pero retomemos el relato.
Mi padre fue llevado por una situación evidentemente injusta. La persona que nos había golpeado con sus cajas, estaba delicada a consecuencia del impacto de su misma carga. Era una persona desnutrida, y adelgazada, al evaluarlo el médico encontró un par de costillas rotas. Sin embargo en los rayos x, lo que se objetivaba un pulmón crónicamente y severamente afectado por múltiples cavernas tuberculosas, que no soporto el politraumatismo.
En aquellos tiempos mi padre era un ex militante del PCP, yo lo conocí socialista, creyente en Cristo, un socialismo humanístico con discrepancias con la Iglesia Católica, que solo comprendí su filosofía al leer a Vallejo (Poemas humanos).
Resultó por desgracia que el pobre cargador, murió a los pocos días del accidente, al parecer una hemoptisis asociada al trauma y a la TBC galopante que fueron causa final de su desceso. Según los partes policiales, producido el desceso mi padre se convirtió sin querer queriendo en directo responsable. Las cosas se pusieron tan difíciles, por dicho acontecimiento, que de seguro el proceso se convertiría en un juicio de nunca acabar. Solo había nuestra palabra contra la del policía.
Mi tío, TVL, entonces una persona muy activa, lleno de juventud, agudo y audaz miembro del PCP, era gran amigo de mi padre. Él , le dijo, - esto se resuelve así de rápido, no tienes que preocuparte, yo me encargo de todo -.
Por la noche, ingresaron a la morgue, cargaron al difundo y le dieron cristiana sepultura fuera de Cusco. Al dia siguiente y subsiguientes se busco el cadáver, desaparecido. El cuerpo del delito no fue encontrado había desaparecido. No existiendo de que acusar, de ese supuesto atropello, no pudo prosperar el proceso. Mi padre volvió sano y salvo, y el auto Volvo, nos acompaño, por muchos años más y solo pudo ser vendido a la muerte de mi padre, que aconteció cuando tenía 19 años. Un tiempo después conocí la Morgue del Hospital Lorena, en el primer y segundo año, ya que no teníamos anfiteatro, como parte de las practicas, de estudios de Anatomia en la Facultad.
Mi padre fue llevado por una situación evidentemente injusta. La persona que nos había golpeado con sus cajas, estaba delicada a consecuencia del impacto de su misma carga. Era una persona desnutrida, y adelgazada, al evaluarlo el médico encontró un par de costillas rotas. Sin embargo en los rayos x, lo que se objetivaba un pulmón crónicamente y severamente afectado por múltiples cavernas tuberculosas, que no soporto el politraumatismo.
En aquellos tiempos mi padre era un ex militante del PCP, yo lo conocí socialista, creyente en Cristo, un socialismo humanístico con discrepancias con la Iglesia Católica, que solo comprendí su filosofía al leer a Vallejo (Poemas humanos).
Resultó por desgracia que el pobre cargador, murió a los pocos días del accidente, al parecer una hemoptisis asociada al trauma y a la TBC galopante que fueron causa final de su desceso. Según los partes policiales, producido el desceso mi padre se convirtió sin querer queriendo en directo responsable. Las cosas se pusieron tan difíciles, por dicho acontecimiento, que de seguro el proceso se convertiría en un juicio de nunca acabar. Solo había nuestra palabra contra la del policía.
Mi tío, TVL, entonces una persona muy activa, lleno de juventud, agudo y audaz miembro del PCP, era gran amigo de mi padre. Él , le dijo, - esto se resuelve así de rápido, no tienes que preocuparte, yo me encargo de todo -.
Por la noche, ingresaron a la morgue, cargaron al difundo y le dieron cristiana sepultura fuera de Cusco. Al dia siguiente y subsiguientes se busco el cadáver, desaparecido. El cuerpo del delito no fue encontrado había desaparecido. No existiendo de que acusar, de ese supuesto atropello, no pudo prosperar el proceso. Mi padre volvió sano y salvo, y el auto Volvo, nos acompaño, por muchos años más y solo pudo ser vendido a la muerte de mi padre, que aconteció cuando tenía 19 años. Un tiempo después conocí la Morgue del Hospital Lorena, en el primer y segundo año, ya que no teníamos anfiteatro, como parte de las practicas, de estudios de Anatomia en la Facultad.
La Navidad de Cristo.
Cual es el origen del meollo,
La tripa dolorosa, la madre del cordero, el origen de la maldad, del pecado venial y mortal.
Contra quien faltamos si somos infraternos, que nos envilece más si la codicia, la lujuria, si la indolencia o la indiferencia..?
Cristo y su mensaje llego no para cambiar al mundo,
Si no para advertirnos que el único camino posible para llegar a la eternidad del cielo, es amando a nuestros semejantes.
Quienes son esas personas aparentemente sin rostro.
El prójimo es tu padre y tu madre.
El prójimo es tu hermano de sangre.
El prójimo son tu esposa(o) y tus hijos.
El prójimo es tu medio hermano sin culpa de serlo.
El prójimo es tu vecino, o aquel que se aproxima a tu vida, solo por geografía.
El prójimo es tu amigo de siempre, tu amigo que no te visita nunca.
El que hoy se atravecerá y se interpondrá en tu ruta, descuidadamente y pondrá tu auto delante del tuyo,
El que te pedirá una limosna o te arrancará la vida por un celular.
Aquel que te quitará o robará una parte preciada de ti o de los tuyos.
Tu enemigo acérrimo o el que esconde su rostro para clavarte el puñal.
Tu prójimo estaba siempre a tu lado
Y hasta ahora no lo conoces...
Tu prójimo deambula hoy en las calles de las drogas, en la insanidad mental, por que es el último de los seres en la escala humana, aquel que busca tu basura, y encuentra un tesoro.
La Navidad, celebramos a aquel que nació en el pesebre más humilde, y que ilumino el mundo con una verdad sencilla pero difícil... difícil de cumplir..
El amar a los otros sin condiciones...
Sin distingos de raza, credo u orientación política o sexual.
Yo agregaría sin distingo de especies, la misma Tierra que pisas y destruyes es tu prójimo.
Amar...
Sin esperar retribuciones.
Todos los días de nuestras vidas...
Que difícil nos lo puso Jesús, pero que difícil.
Solo así podremos tener un mundo mejor.
Cual es el origen del meollo,
La tripa dolorosa, la madre del cordero, el origen de la maldad, del pecado venial y mortal.
Contra quien faltamos si somos infraternos, que nos envilece más si la codicia, la lujuria, si la indolencia o la indiferencia..?
Cristo y su mensaje llego no para cambiar al mundo,
Si no para advertirnos que el único camino posible para llegar a la eternidad del cielo, es amando a nuestros semejantes.
Quienes son esas personas aparentemente sin rostro.
El prójimo es tu padre y tu madre.
El prójimo es tu hermano de sangre.
El prójimo son tu esposa(o) y tus hijos.
El prójimo es tu medio hermano sin culpa de serlo.
El prójimo es tu vecino, o aquel que se aproxima a tu vida, solo por geografía.
El prójimo es tu amigo de siempre, tu amigo que no te visita nunca.
El que hoy se atravecerá y se interpondrá en tu ruta, descuidadamente y pondrá tu auto delante del tuyo,
El que te pedirá una limosna o te arrancará la vida por un celular.
Aquel que te quitará o robará una parte preciada de ti o de los tuyos.
Tu enemigo acérrimo o el que esconde su rostro para clavarte el puñal.
Tu prójimo estaba siempre a tu lado
Y hasta ahora no lo conoces...
Tu prójimo deambula hoy en las calles de las drogas, en la insanidad mental, por que es el último de los seres en la escala humana, aquel que busca tu basura, y encuentra un tesoro.
La Navidad, celebramos a aquel que nació en el pesebre más humilde, y que ilumino el mundo con una verdad sencilla pero difícil... difícil de cumplir..
El amar a los otros sin condiciones...
Sin distingos de raza, credo u orientación política o sexual.
Yo agregaría sin distingo de especies, la misma Tierra que pisas y destruyes es tu prójimo.
Amar...
Sin esperar retribuciones.
Todos los días de nuestras vidas...
Que difícil nos lo puso Jesús, pero que difícil.
Solo así podremos tener un mundo mejor.
A mediados de los setenta, mi familia - mis padres y mis dos hermanas, eran gran parte de mi mundo - en él estaba incluido por supuesto el auto de la familia. Teníamos un Volvo blanco perlado, station wagon, que nos acompaño gran parte de mi niñez y mi adolescencia. Los autos entendí desde aquella época, son un bien necesario, una suerte de máquina del tiempo, con él llegaba 5 para las 8, ingresando por Suecia hasta el Colegio Salesianos, - situado en lo alto del Cerro San Cristobal, - mirando al Cusco. Con él viajamos interminablemente al Valle Sagrado, o para Urcos, Pikillaqta , Huambutío, San Salvador, también a Anta, Conchacaya, y Chichero, una y mil veces, siempre manejado por mi padre a una velocidad predecible 60 km/hora. La.seguridad era el mayor objetivo del viaje. Eran el uno para el otro, es más la marca Volvo, así se vendía: Seguridad más que velocidad. Los suizos le dotaron de la mejor carcaza, carro que nos golpeaba solo le producía rasguños a su estructura, siempre los otros carros salían severamente averiados.
Era un domingo por la mañana, en que a diferencia de los otros, nos levantamos algo temprano para ir al Aeropuerto Velasco Astete a recoger a unos tíos que llegaban de Lima. Salimos por la Av. La Cultura, luego la Av. Garcilaso, hasta llegar a la que sería muchos años después la Alameda Pachacuteq. Cerca a las rieles de tren que cruzan la vía, un semáforo marco el rojo, y nos detuvimos. Yo hiba en el asiento trasero derecho, mirando con la ventana cerrada. Cuando me percate la presencia de una persona anciana, de rasgos indígenas, cargando sobre su espalda, soportando en su escuálida figura, más de cien kilos, en cajas inmensas aposicionadas unas sobre la otras, sujetas a doble pasada de una soga gastada por el tiempo, calzando unas ojotas igual de cansadas, que en actitud fatigada y distraída, miraba al suelo, sin percatarse la presencia del auto, golpeando su cabeza y luego su cuerpo contra la parte lateral, cerca a la puerta posterior donde yo me ubicaba. La embestida golpeó la parte lateral del Volvo produciendo un ruido de al caerse las cajas sobre el wasaq’epe, y al vehículo. Mi padre pregunto, que había pasado, bajó del auto y pudo ver a la persona debajo de las cajas, cerca a la berma derecha de la pista. La gente comenzó a acercarse a ayudar a salir de los bultos al anciano cargador.
Luego se aproximó un policía y como el hombre estaba poli contuso, lo llevamos al Hospital Antonio Lorena, luego de algunos papeles, el policía nos dijo que teníamos que acompañarlo a tomar la manifestación ya que era un accidente de tránsito y una persona estaba herida. Papá - dije: ¡ él que te choco fue el señor, dile!.. En todo caso nosotros fuimos los agraviados. Las cajas fueron las que hicieron daño al caer sobre él. Espere en el auto hasta que mi padre dió su manifestación. Luego llegamos a casa, ya los tíos habían llegado, mi madre nos esperaba preocupada ya que ya sabía en parte lo sucedido.
Cerca a las cuatro de la tarde, un patrullero llego casa con una orden de aprensión a mi padre.
Mi madre lloraba, nerviosa, mientras mi padre daba instrucciones, para que nos comuniquemos con tal o cual familiar que nos pudiera ayudar.
Me acuerdo que acompañe a mi madre a casa de un vecino, Joselo se llamaba cuyo papá era abogado.
Mi padre fue llevado injustamente a la carceleta con orden de atropello.
No recuerdo cuanto tiempo fue retenido o detenido, si fueron horas... o días... se me hace difícil el recordar.
Solo se que a tanta espera, mis temores que nunca más volviera revoloteaban en mi cabeza. Un día llego mi padre a casa, con la barba semicrecida, su cara delgada y angulosa, su rostro cansado, pero sereno abrazo a mi madre, a mis hermanas con sus caritas llorosas lo esperaban y a mí, que acongojado por la falta de ese ser que me dio la vida, el apellido y mi identidad, sobrevivia por aquellos días.
Mis años de niño no permitieron preguntar que había sido de aquel problema. Tenia a mi padre devuelta en casa y eso para mi era suficiente.
Ya a los catorce años, al recordar tan confuso suceso, supe por el relato de mi padre, lo que realmente había ocurrido... continuará...
Era un domingo por la mañana, en que a diferencia de los otros, nos levantamos algo temprano para ir al Aeropuerto Velasco Astete a recoger a unos tíos que llegaban de Lima. Salimos por la Av. La Cultura, luego la Av. Garcilaso, hasta llegar a la que sería muchos años después la Alameda Pachacuteq. Cerca a las rieles de tren que cruzan la vía, un semáforo marco el rojo, y nos detuvimos. Yo hiba en el asiento trasero derecho, mirando con la ventana cerrada. Cuando me percate la presencia de una persona anciana, de rasgos indígenas, cargando sobre su espalda, soportando en su escuálida figura, más de cien kilos, en cajas inmensas aposicionadas unas sobre la otras, sujetas a doble pasada de una soga gastada por el tiempo, calzando unas ojotas igual de cansadas, que en actitud fatigada y distraída, miraba al suelo, sin percatarse la presencia del auto, golpeando su cabeza y luego su cuerpo contra la parte lateral, cerca a la puerta posterior donde yo me ubicaba. La embestida golpeó la parte lateral del Volvo produciendo un ruido de al caerse las cajas sobre el wasaq’epe, y al vehículo. Mi padre pregunto, que había pasado, bajó del auto y pudo ver a la persona debajo de las cajas, cerca a la berma derecha de la pista. La gente comenzó a acercarse a ayudar a salir de los bultos al anciano cargador.
Luego se aproximó un policía y como el hombre estaba poli contuso, lo llevamos al Hospital Antonio Lorena, luego de algunos papeles, el policía nos dijo que teníamos que acompañarlo a tomar la manifestación ya que era un accidente de tránsito y una persona estaba herida. Papá - dije: ¡ él que te choco fue el señor, dile!.. En todo caso nosotros fuimos los agraviados. Las cajas fueron las que hicieron daño al caer sobre él. Espere en el auto hasta que mi padre dió su manifestación. Luego llegamos a casa, ya los tíos habían llegado, mi madre nos esperaba preocupada ya que ya sabía en parte lo sucedido.
Cerca a las cuatro de la tarde, un patrullero llego casa con una orden de aprensión a mi padre.
Mi madre lloraba, nerviosa, mientras mi padre daba instrucciones, para que nos comuniquemos con tal o cual familiar que nos pudiera ayudar.
Me acuerdo que acompañe a mi madre a casa de un vecino, Joselo se llamaba cuyo papá era abogado.
Mi padre fue llevado injustamente a la carceleta con orden de atropello.
No recuerdo cuanto tiempo fue retenido o detenido, si fueron horas... o días... se me hace difícil el recordar.
Solo se que a tanta espera, mis temores que nunca más volviera revoloteaban en mi cabeza. Un día llego mi padre a casa, con la barba semicrecida, su cara delgada y angulosa, su rostro cansado, pero sereno abrazo a mi madre, a mis hermanas con sus caritas llorosas lo esperaban y a mí, que acongojado por la falta de ese ser que me dio la vida, el apellido y mi identidad, sobrevivia por aquellos días.
Mis años de niño no permitieron preguntar que había sido de aquel problema. Tenia a mi padre devuelta en casa y eso para mi era suficiente.
Ya a los catorce años, al recordar tan confuso suceso, supe por el relato de mi padre, lo que realmente había ocurrido... continuará...
Me enternece la savia que me da tu flor,
domina mi lengua y aspiro desde tu pistilo su cándor.
Soy un insecto, pero a la ves , soy quien lleva el amor
de panal en panal, la polinización es un arte que me motiva
y cambio este lugar en un autentico floral.
Hoy me posé en un diente de León, luego en una dalia pensativa, y en un rosal doloroso y magistral.
Llevo el dulce sabor que hará la mejor miel,
ya que busco la autentica perfección
de colores ,aromas, que resumirá el gusto de la miel.
Me desplazo por los aires, dejándome a la inercia y el momentum del viento.
Canalizo la briza con un movimiento sutil y ligero
de mis alas dorsales, que rompen melodías a las ondas de los vientos primaverales,
Llevándome a diez kilómetros del panal elegido.
Llevo a cántaros el brebaje de vuestras bocas de flores
zambulléndome en un manto acolchonado
de diversas texturas de polen.
No hay cansancio en la obra,
Soy guardián de tu panal, mi reina abeja.
Destilo el veneno contra el enemigo,
dejando mi vida en mi aguijón querido.
Si logro vivir más que mis semejantes
Es por que la vorágine de la vida, respeto al azar
mi melancolías.
domina mi lengua y aspiro desde tu pistilo su cándor.
Soy un insecto, pero a la ves , soy quien lleva el amor
de panal en panal, la polinización es un arte que me motiva
y cambio este lugar en un autentico floral.
Hoy me posé en un diente de León, luego en una dalia pensativa, y en un rosal doloroso y magistral.
Llevo el dulce sabor que hará la mejor miel,
ya que busco la autentica perfección
de colores ,aromas, que resumirá el gusto de la miel.
Me desplazo por los aires, dejándome a la inercia y el momentum del viento.
Canalizo la briza con un movimiento sutil y ligero
de mis alas dorsales, que rompen melodías a las ondas de los vientos primaverales,
Llevándome a diez kilómetros del panal elegido.
Llevo a cántaros el brebaje de vuestras bocas de flores
zambulléndome en un manto acolchonado
de diversas texturas de polen.
No hay cansancio en la obra,
Soy guardián de tu panal, mi reina abeja.
Destilo el veneno contra el enemigo,
dejando mi vida en mi aguijón querido.
Si logro vivir más que mis semejantes
Es por que la vorágine de la vida, respeto al azar
mi melancolías.
Luchando contra un enemigo invisible.
Hoy cambio el mundo.
No necesitó que se altere el eje de la Tierra, ni que un astro de la noche destroce nuestra atmósfera, ni que se escapara una ojiva de nuestros cálculos.
Bastó que una combinación minúscula de moléculas de ARN y glicoproteínas en semivida decidieran ponernos en regla, nos mostrarán lo frágiles que somos, nuestras vulnerables murallas colapsan como fichas de domino mostrándonos los límites, de la vida y de la muerte.
La vida se genera incluso con la muerte, y la advertencia esta hecha.
Nos deja como peces fuera del agua, dañando nuestras branquias, como plásticos adheridos a nuestras mucosas.
El virus asesino se camufla en cualquiera de nosotros, aún en los jóvenes milenial ; cual caballo de Troya los usa para recorrer grandes distancias, pasando océanos y mares, llega a nuestras casas, sabiendo de su egoísmo, insensatez y vivir al límite.
Los gobiernos del
Mundo han quedado desarmados, no quedan balas efectivas no existen vacunas creadas.
Solo el guarecerse puede salvarnos,
A fin de evitar un final desastroso.
Nadie se salva, ricos y pobres
se doblegan.
La muerte llegó como un ladrón, en plena noche, a tu lado, en el asiento de avión, de un tren, o esperando un vagón.
En el cuerpo de una persona amiga.
En los labios ciertos de tus padres, en las manos de tus hijos.
Imprevisibles e invisibles como dardos certeros.
Toman tus bronquiolos, los alveolos los impermeabilizan al oxigeno, en ansia de
aire de toma de sorpresa, solo queda rezar y pedir por tu vida, tu familia, tu pueblo, tu nación, y el mundo entero, esperando salir de este laberinto de miedos, de encierro, y muerte de tantos inocentes, manteniendo la esperanza dentro de un destino de incertidumbres.
En estos momentos nace en diferentes latitudes el genio humano, el trabajo del médico universal, que escudriña y desnuda al enemigo, conoce sus debilidades, busca la cura oportuna para salvar más vidas y arrancarlo de las garras mortíferas de la enfermedad.
Antes, y después debemos abrazar a Dios, cual fuera nuestra creencia y religión, no nos detengamos en nuestras difrerencias, necesitamos ser uno solo.
Solo unidos, recuperando nuestros valores de amor, solidaridad y valentía daremos fin al enemigo.
Dios salve al hombre, y el hombre salve a la naturaleza.
Autor: marcaregistrada@Rubén Caparó
Hoy cambio el mundo.
No necesitó que se altere el eje de la Tierra, ni que un astro de la noche destroce nuestra atmósfera, ni que se escapara una ojiva de nuestros cálculos.
Bastó que una combinación minúscula de moléculas de ARN y glicoproteínas en semivida decidieran ponernos en regla, nos mostrarán lo frágiles que somos, nuestras vulnerables murallas colapsan como fichas de domino mostrándonos los límites, de la vida y de la muerte.
La vida se genera incluso con la muerte, y la advertencia esta hecha.
Nos deja como peces fuera del agua, dañando nuestras branquias, como plásticos adheridos a nuestras mucosas.
El virus asesino se camufla en cualquiera de nosotros, aún en los jóvenes milenial ; cual caballo de Troya los usa para recorrer grandes distancias, pasando océanos y mares, llega a nuestras casas, sabiendo de su egoísmo, insensatez y vivir al límite.
Los gobiernos del
Mundo han quedado desarmados, no quedan balas efectivas no existen vacunas creadas.
Solo el guarecerse puede salvarnos,
A fin de evitar un final desastroso.
Nadie se salva, ricos y pobres
se doblegan.
La muerte llegó como un ladrón, en plena noche, a tu lado, en el asiento de avión, de un tren, o esperando un vagón.
En el cuerpo de una persona amiga.
En los labios ciertos de tus padres, en las manos de tus hijos.
Imprevisibles e invisibles como dardos certeros.
Toman tus bronquiolos, los alveolos los impermeabilizan al oxigeno, en ansia de
aire de toma de sorpresa, solo queda rezar y pedir por tu vida, tu familia, tu pueblo, tu nación, y el mundo entero, esperando salir de este laberinto de miedos, de encierro, y muerte de tantos inocentes, manteniendo la esperanza dentro de un destino de incertidumbres.
En estos momentos nace en diferentes latitudes el genio humano, el trabajo del médico universal, que escudriña y desnuda al enemigo, conoce sus debilidades, busca la cura oportuna para salvar más vidas y arrancarlo de las garras mortíferas de la enfermedad.
Antes, y después debemos abrazar a Dios, cual fuera nuestra creencia y religión, no nos detengamos en nuestras difrerencias, necesitamos ser uno solo.
Solo unidos, recuperando nuestros valores de amor, solidaridad y valentía daremos fin al enemigo.
Dios salve al hombre, y el hombre salve a la naturaleza.
Autor: marcaregistrada@Rubén Caparó
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