martes, 13 de agosto de 2019


A mi padre... 

En el portón  de  tu cuarto, quedo tu voz.
En el patio vacío y lúgubre, quedo tu imagen,
Tus sienes , tu frente, tu rostro de buen padre.

Tus últimos recados al partir...
¿ Dónde se fueron... Dónde  quedaron ?

Padre mío.
Bendito seas por siempre,
Por tu religión universal, por tu moral,
a prueba de todo lo existente.

Por tu espiritualidad solidaria  para los que menos tienen.
Por tus conocimientos de gran maestro en las aulas y en la vida.
Formando generaciones de seres humanos, mas que nada.

Hoy recuerdo, que entre  tu percepción alterada
de tu último minuto de vida,
y la lucidez de tus pasos hacia el infinito.
Comulgaste y te rendiste ante el Dios de los hombres.
Tras el  cantar del gallo, le pediste perdón.
No por negarlo, si no por no comprenderlo.
Por no entender su creación.
Saturada de angustias, de hambre,  e impurezas.

Ante la inminente llamado de la muerte, me pediste ...
¡ Hijo mío, estudia a conciencia , para que no seas  como ellos,
que  no saben lo que  tengo!, 
Que no saben lo que hacen.
¡ Dios mío porqué me has abandonado !

Dolientes y severas fueron tus últimas  palabras, 
que grabaron de amor y de razón,
 a mi formación médica y humana.

Hoy te pienso, y te extraño aún, 
como un  niño perdido en un mundo de viejos.
Y aun con mis canas que brotan traviesas.
Me pregunto,  a que hora llegarás,  para servir la mesa y
leer un buen libro, o en comunión compartir una velada,
de palabras, de cuentos, de realidades tuyas propias.
De versos a mi madre, a tus padres,  de incomprensible orfandad,
triste regalo, que nos dio la vida, muy temprano.

Cuando toco tus libros, cuando leo las mismas líneas que 
recorrieron  tus ojos, me conecto al universo  vasto de tu esencia,
e ingreso a un trance exquisito de vida, de infancia, de calor de hogar,
de arrullos y de besos nunca dados.
A ese lugar que no volveremos nunca, pero que presente está,
Cuando me acuerdo de ti...
Rubén Caparó. Valdeiglesias , descansa en paz...
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De niño viví en un mundo de honor ; la llama ferviente de la injusticia a mis pocos años la entendí casi como un don natural.
Influenciado quizá por los caballeros de la edad media que ví en las películas, pero más por la imagen y nombre de mi padre, que me enseñó la honrra, y mi madre que me inició en el cristianismo.
Fuí lider de un grupo de niños, que durante mi niñez amé como a mis hermanos. Jugabamos de sol a sol, y solo al caer la noche retornabamos a nuestras casas.
Mi gran amigo de infancia se llamaba Alexis, era menor que yo en un año, era rubio y de piel ; clara, agil como un felino y fuerte el doble que yo, luchabamos por las tardes cerca a nuestras casas en el césped ; que llamabamos la cancha; nunca sin embargo logró ganarme en la lucha libre o en pelea de box, ya que era muy hábil para salirme de sus llaves, y audaz y rápido para pensar y dominarlo con la mente. Conocia sus falencias.y eso era creo lo que me hacia ganar. Nos queriamos como hermanos, hicimos de niños nuestro pacto de sangre como lo hacían los pieles rojas.
Era fragil en sus mucosas nasales y ese era su punto debil que alguna vez ataque para no perder una pelea.
No podía perder en esos lances, por que yo tenía la autoridad del grupo.
Siempre fuí de contextura delgada, mis brazos por alguna razón también lo eran, por lo cual ocultaba yo a la vista con camizas manga larga. Mis cabellos eran negros y ondulados, mi piel sonrosada, que se encendía en el fragor de la lucha grecoromana, o en las peleas de box.
Dicen que era un niño muy apuesto, hasta que crecí y me hice adolescente. Allí cambio todo, jaja ...me hice un adolescente delgado,  y  reflexivo.
Alexis era rápido e impulsivo, su modo de hablar dificultaba la pronunciación de la r , que era la caracteridtica cuando llamaba a mi casa, por costumbre gritabamos el nombre del amigo, un poco cantando, asi más o menos: Aaaaaleeeeexxx,
Repitiamos varias veces hasta que salía uno, o la mamá de uno, para negarnos o decirnos, saldrá cuando termine la tarea. A mí me llababa asi: úuuubeeenn,  úuuubeen o más tarde, guuubeenn, eramos tan unidos hasta que el destino y mi decisión de apartarme de él  hizo que aquella bella amistad se fuera extinguiendo, ambos creciendo por diferentes caminos.
Alex era el mayor, Kike era un solo un año menor, rubio y blanco como un sol, delgado y fragil, era nuestro hermano menor.
Parte de grupo que llamábamos la mancha de patas.... estaba constituído por Abelito, Juan, Leo, Pepe Rabanal. Todos son nombres reales, la verdad no se donde estarán, pero en mi memoria vivirán eternamente, con su carita de niños traviesos, con nuestros códigos internos de valentía  a prueba de todo y  aunque en nuestro pequeños mundo nos creiamos grandes, nuestros  dulces e ingenuos sueños nos delataban ...  Éramos sólo niños...


Capitulo II

El día veintiocho de diciembre  nací y fui el varón esperado en mi familia, como producto de aquel día me decían en casa Inocencio, aquellas dos hermanas de las que fui su juoguete, destino de sus celos, de sus acusaciones,  y de sus mimos. Los 28 de diciembre era una prolongación de la navidad  para mí, aún recuerdo lo cohetes despertándome,  tanto eran de mágicos aquellos primeros años que me sentí predestinado.
Hasta que cumplí los 8 años, que todo parecía un cuento, fue ese cumpleaños  que todo esto cambio. En Navidad había comprado junto a mis padres, unos juguetes para Alex y Kike, eran un modelo en escala de German Monster, ese mismo día fui a su casa que estaba a pasos de la mía, me abrió Mamá Itala, su abuela comentándome que ambos habían viajado por navidad y que iban a volver en unos días. El día 28 de ese año, amaneció de un gris oscuro, como mi animo. Los cohetes sonaron y los  sentí ausentes. Un dolor en mi alma que no podía explicar tomo mi ser, una angustia que no había pasado antes, desayunamos , luego fuimos a almorzar a una Quinta campestre y se suspendió el cumpleaños, ya que habían viajado mis dos amigos. Una torta pequeña y unas ocho velas fueron apagadas por la noche, sin ton ni son .
Al día siguiente por la tarde hablaban mis padres sobre un accidente que había ocurrido y se lamentaban de ello, yo de entrometido pregunté lo que ocurría , se miraron y mi madre me comentó tomándome del hombro que un accidente había ocurrido y que Kike , el menor de los hermanos se había ahogado en un silo que habían dejado sin tapa. Era la primera vez que alguien cerca mío moría, y alguien tan querido. Hablábamos y jugábamos a la guerra, a los muertos y heridos, pero esto era diferente, esto no era juego, era la realidad misma y no tenía ningún sentido.
Se veló  y enterró cuando trajeron el cuerpo. No me permitieron ir mis padres a su entierro, nunca lo vi muerto. Sería ahora pienso el porque durante muchos años seguí soñando con mi amigo que estaba vivo, y que solo había cambiado de ciudad.
Los días siguientes fueron tristes, y más aún para Alex que en su delante vio caer a su hermano ha esas aguas mugrosas, intentando rescatarlo con la correa que tenía , viendo cómo las burbujas  poco a poco se apagaban junto a la vida de nuestro hermano menor.
Muchos años permaneció a mi lado el muñeco no regalado, como un mal recuerdo de algo que no conocía hasta ese entonces, llamada muerte...
Ese dolor y presentimiento volvió a presentarse muchas veces más, a veces sin causa aparente, sin embargo esa desazón , esa gran tristeza,  siempre presagiaba algo que iba a ocurrir y iba causarme un igual dolor.

III

Luis y Piolín.
En mi mundo de niño mi hábitat era mi barrio, lugar  que conocí como propio desde el día que nací. 
Luis y Piolin eran dos chicos del barrio,  tres  a cuatro años mayores, que Alex y yo. Estaban claro púberes y de vez en cuando bajaban a nuestro nivel de edad para vanagloriarse de ser mayores que nosotros. Piolín, su nombre real es Marco Antonio, era un chico vivaz, inteligente y estudioso, presumía de ser de los mejores de su clase y que iba ser médico en el futuro, vivía casi al frente de mi casa, sus padres alquilaban a un contador solterón, al que todos lo apodábamos como “señor chino”,  eran varios hermanos, y hermanas mayores y menores que él,  que vivían en la casa, pero con quien compartimos los mayores momentos fue con él. Le gustaba iniciar las modas de los juegos, un día se aparecía con una ondas con resortera de alambre, y ligas, que disparaban cáscaras de naranja, y todos hacíamos las ondas, hasta que se armaba un ejército de niños armados con resorteras, que terminaba en un basural de cáscaras tiradas en el piso, otro día, eran los carritos  de plástico que comprábamos a sol y que los pegabamos con brea sobre  una plataforma deslizante, y los tincábamos haciéndolos competir  unos con otros, otras veces nos motivábamos unos a otros construyendo una catapulta que proyectaba chapas de bebidas,  hechos con una tabla, elásticos y un gancho de ropa. Siempre había que construir, un arco y sus flechas, unos aros de jebe con su palo dirigible, o un yo-yo o un tic tac de bolas de plástico sólido, que a más de uno aplastó los dedos.
Piolín por tanto era ingenioso, aprendimos mucho de su imaginación e inventiva. Jugaba también al fútbol, con gente mayor, y de vez en cuando bajaba a jugar con nosotros, quizá recordando o no queriéndose desprender de su infancia, él y Luis eran de la misma edad, por alguna razón,  Piolín lo prefería a Alex, y Luis me apoyaba a mí. Un cierto día saliendo de mi casa, me esperaban ambos, estaban junto a Alex, y Piolin me dijo que quien pega a quien, tu o Alex, le conteste que éramos amigos y que no peleamos, a lo que él me contestó, “yo creo que él te pega”,  le tienes miedo, le dije que Alex tenía las fosas nasales muy frágiles y por eso no debíamos pelear, a lo que Alex dijo, que él podía hacerlo, que lo estaba menospreciando, así que sin querer, se armó la pelea de ring de box, y bueno no había peleado de verdad con mi amigo, y los más grandes armaron la pelea, y no podía hacer nada, porque lo demás sería cobardía. Así que iniciamos la pelea, ¡ vamos, tú puedes,  sácale la chochoca Alex ¡, por una parte gritaba piolín, Luis por el otro lado me decía- ¡ Rubén no te dejes, tu puedes ¡ , aunque veía en su cara no estar completamente seguro. Lo único seguro que yo sabía es que mi amigo tenía su talón de Aquiles , en medio de sus ojos, y allí fui a darle, dicho esto con cierta pena, esa fue mi estrategia de batalla, luego de unos cuantos intercambios de golpes, mis orejas estaban rojas, y la cara de mi oponente, pálida y agitada, pum¡  Pum¡, y mis golpes dieron en el blanco, y un manante de sangre comenzó a brotar de sus fosas nasales, ¡ otra vez mi epistaxis ¡ logre escuchar quejándose a mi amigo, indicando el término médico que le había diagnosticado el pediatra, en su última visita al hospital. Le contuvimos la hemorragia, luego de utilizar varios pañuelos, y tapones de papel higiénico Paracas, nos lavamos la cara, y nos fuimos a casa. Nunca mis padres, ni menos mi madre supieron las veces que me pelee y si gané o perdí, lo que sí sé,  es que llegaba a casa, con la cara lavada y   con la frente siempre en alto, porque nunca retrocedía a pesar de pelearme con más grandes, y  ante la  incertidumbre de ganar o salir vencido estaba latente. 

Ahora los chicos crecen sin esos trances, los padres se angustian si sus hijos son golpeados entre niños. Las disputas de poder se definían así y después todos éramos buenos amigos. No existía la cobardía del bulling en la medida que hay ahora, la gente era más justa y los  niños también.
Piolín fue un gran amigo, luego de esa pelea, cambio su actitud hacia mí, porque no me había corrido. Años más tarde, un accidente viajando por los cerros de Huanca, le produjo junto a un grupo de jóvenes una quemadura en gran parte de su cuerpo y cara, pero sobrevivió para contarme, como en medio del fuego y el humo, desatado por la quema de pastos por los campesinos, una llamarada de fuego rodeo a él , junto a un grupo de chicos que viajaban al Santuario del mismo nombre, él como lo conocí, ágil y delgado, hábil e inteligente pudo escapar de morir, como ocurrió con un grupo de ellos, protegiéndose las manos con su casaca, consiguió ir en contra de la columna de fuego, sintiendo como su piel se achicharraba, emprendió la batalla de su vida contra el fuego, fatigado cayó sobre la maleza, avanzó hasta una piedra grande, donde esperó que pase las  llamas incendiarias, calentando incluso la piedra en la que se recostó, apoyado en una de sus mejillas,  sobre la piedra hirviente, sobrevivió siendo uno de los pocos sobrevivientes de aquella tragedia.
Años más tarde, me encontré en un bus interprovincial, había mejorado mucho luego de muchas cirugías estéticas,llego a ser psicólogo, y seguramente actualmente ayuda a salir de las peores hondonadas a sus pacientes,  aún sin embargo conservo su imagen anterior en mi memoria, de piel trigueña y de rasgos finos.
En cuanto a Luis…..
Continuará.







En tus huesos ancianos hoy, descanzó mi
cuerpecillo del niño, de ayer.
Aquella  persona toda amor,
 de brazos atentos y mirada incansable, arrulló sin horario, sin día , sin noche, mis sueños primeros.
Asumiendo con ternura santa sus desvelos.

Me doblo en cuclillas y casi de rodillas
Me miro en tus ojos, rememorando el día que partiste hacia los cielos, con tu mirada de niña asustada, te fuiste de sonrisa dolorosa despidiendose esta vida, te contuve con mis manos y con mis dedos acaricie tu cano cabello, tu frente
dulcemente enjuta por los besos del tiempo.
Mis ojos ojerosos se dolian a lágrimas al dejarte partir; mientras tus manos tocaron mi alma una vez más, como toda la vida  dandome; amor de madre..
En tí madre eterna, me forjé como la espada,
de justiciero filo me emsable, el temple de humanidad, se mezcla al dulce acero, tierno
y constante en el tiempo.
Espero con ansias volver a estecharte y verte
rejuvenecida en los cielos,
dulce madre ,
me enterneceré en tu pecho.
Descansaré y exalaré al infinito mi espiración
final plenamente sentida,
fundido en tus células y a tu genoma,
acurucado al origen y a los ojos que me vieron

nacer, viviré muy junto a tí, en paz eternamente.
Soledad, te extrañe hasta que
mis pensamientos se revolotearon dispersos y tristes, atosigadores y retumbantes.
Buscando una luz en mi cerebro. 
Que no palpo aún, en las tinieblas del desencanto.
Camino por las calles de Barcelona, y me encuentro en lo casual de un laberinto de gentes, con miradas extranjeras y una Babel interminable de lenguas que creo algunas entender, más no sé si valga la pena, intentar hacerlo, por que no sirven a mi propósito ni a mi ansiedad de vivir eternamente ...
De sentir.... eternamente...
De dar lógica a la cultura, y a las nuevas modas.
Me resisto a los cambios de las masas...
Me invade el
Miedo de perdernos en la nada.
Me niego a someterme a las verdades de otros...
A la verdad que nos la cuentan.
Por eso, esta soledad, introspectiva del ayer y de mañana... me pone en el dilema del “adónde vamos...”

Acabo no más de hablar de fascismo, de atropellos de los derechos humanos, de los presos políticos de la izquierda de aquí, que está ciega de los sucesos de la América Latina del frente y me digo, no acaso este libreto lo escuche en la otra esquina.
Es que la derecha tiene que ser facista y la izquierda de Fidel o de Ortega.
No es que las masas somos románticas y los lideres de derecha, centro e izquierda nos utilizan, dándonos sentido a nuestras soledades.
Andamos caminando como hoy yo,  buscando una puerta abierta, un cariño y un pan de fraternidad, entre la gente que en estampida cual San Fermín, pasa delante tuyo,
Inocente del peligro de vivir de irrealidades creadas por otros para darnos sentido a nuestras existencias.
En nuestra naturaleza está la respuesta a lo que hoy contemplamos como realidad.
No hemos evolucionado lo suficiente, para ser fraternos, para ser solidarios, para dejar de ser mezquinos y ladrones, hipnotizadores de pueblos enteros, hoy les esperan las cárceles del pueblo por las mentiras e infamias con las que nos gobernaron.

Queda a las generaciones lúcidas y no a las otras, alienadas y perdidas en sus dilemas,  a trazar caminos nuevos, limpios y claros, que nos lleven a un buen comienzo.
¿ Me podrás decir que es un hijo? , acaso quizá mencionar, cosas que yo no me atrevería a hablar o ha definir, sin quedarme en el más absoluto de los silencios, rememorando el más grande de todo los proyectos, que me llegan a la memoria con exquisita fidelidad... sus primeros llantos, sonrisas y desvelos, 
sus primeras gripes, fiebres y dolores, que no fueron ajenos.
Me permitís que recuerde cuánto los deseamos, cuando ya henchido el abdomen, asomaban partes de sus miembros, y los acariciábamos untando cremas con música clásica, para despertar ya de niños su humanidad, aprecio y gratitud.
Y al recibirlos al nacer, criaturas tan milagrosas y tan frágiles son, absolutamente dependientes del cuidado nuestro y de nuestro amor.
Bebieron el néctar lácteo de una mama turgente y amable, que les mantuvo de alimento, calor y caricias.

¿Que es un hijo?
Es una parte o el todo de nosotros, puesta con dulzura por Dios y la naturaleza,
para que olvidemos nuestra corta existencia.

¿ Saben cuantos globos inflamos, cuantas cometas volaron?, por el puro amor de presentarles lo mejor que se pudiera de la vida.
Cuantas tareas fueron hechas a doble o triple recuadro.
Cuantas noches desveladas desde que fueron niños a más grandes.
Cuantas emociones bellas, nos trajeron, cuantos dolores 
con ellos, a nuestras almas sobrecogieron.
Y verlos cantar, jugar, declamar acaso no fue lo más precioso del mundo.
¿ Acaso sus enfermedades los sufrieron solos?, fueron con ellos  que sucumbimos y enfermamos.
Nos quedamos en hospitales para sanarlos, cuantos rezos se hicieron por sus almas y por sus cuerpos.
Por su bienestar espiritual pasamos ritos religiosos que apartaran los demonios, y si los castigamos, a veces también sufrimos, por nuestros excesos involuntarios propios de nuestra imperfectible humanidad.

Los vemos crecer, y a veces ya crecieron de pronto a nuestro lado, en un instante, estando absortos en el trabajo intentando darles más de todo, sacrificando ese tiempo valioso, solo ilusión perseguimos a tan denodado esfuerzo.
De pronto las premonitorias conductas señalan que llegó la pubertad y la adolescencia, y los padres perfectos que creíamos ser, a la luz de su razonamiento desvanece.
Ese precioso ser carne de tu carne, te desmiente y te dice que eres un anticuado, que la modernidad te pasó la factura, que les avergüenza tu presencia..
! Que quieren ser libres!inestables, inmaduros e irresponsables.
Que su privacidad es su derecho, y la verdad que nos debían, ! qué!
Ocultando a tus ojos siguiendo vicios etéreos...

Y te preguntas si son los hijos que criaste y amamantaste.

Sin sabores y noches de amanecida, esperando a tu filio, “pa protegerlo...”
Y para él eres su guardián, el viejo que le poda sus ramas, que le corta sus alas.

Ellos deciden sus destinos, con premura y casi corriendo, motivado por los años de juventud.
Conocemos esa realidad, tan de cerca.
Muchos hijos cayeron para no volver a levantarse más, perdiendo su dignidad, sus valores, ensuciando cuerpo y alma , donde uno no pueda verlos.

Algunos, solo algunos, son hijos que escuchan y deciden que tú puedas ser la catapulta de su destino.

En la madurez y la ancianidad acaso si visito al viejo o a la vieja, profesión me dieron por que fue su deber hacerlo.
Lejos de casa, vuelo, vivo, muero.

Solo unos pocos devuelven en vida, los cariños, urgencias, desvelos.
La mayoría nos morimos solos, cuando somos abuelos.

Me podrán decir que es un hijo, yo lo fui,  y si acaso ya no están mis padres espero haber sido el hijo que no les falté, que dolores no infligí, que caricias mías no les dejé de dar, y  que oraciones para ellos siempre pronunciaré...
Y cuando llegue el gran momento me fundiré en su regazo y con su espíritu para descansar eternamente, en paz.

Aún algunos nos falta terminar de ser padres, algunos de ser hijos.
No olvidemos estas palabras...

aún estamos a tiempo de cambiar y ser hombres e hijos nuevos.
Me entristece este reino, 
el reino de este mundo,
me aflige su imagen 
de máscara desdibujada,
de error de diseño,
de senderos borrosos y realidades infames, creadas por los unos y otros convenientemente.

Me aflige este mundo insano.
Lleno de odios y corrupta acción.
No queda ni un verso de Padre nuestro
que no haya sido profanado..
¡ No hay más  remedio para su mal!
Por que  el mal  intrínseco estás dentro de todos.

El cotidiano, el cercano y el global mundo
se muestran nauseabundos, 
a los ojos de las almas honestas,  pocas claro está, que sobreviven entre la pus y el dolor de la miseria humana,

Ya queda poco, para sufrir el infierno
de Dante frente a nuestras pupilas,
Poco, para mordernos cual reptiles, impregnando a cada mordida ponzoñosa, de venenos que se inyectan en la misma esencia humana , inundando  nuestro torrente sangrante de vida.  
Cual  mortíferos, dardos
de hambre y sed de avaricia, de
toxinas de egolatría.
destruyendo a lamidas viperinas, las promesas de eternidad y esperanza 
de nuestro señor Jesucristo.
Un mundo de mentiras influyen a los  hermanos mansos de corazón, que reciben información  pasivamente, cual reinvento de Sodoma y Gomorra.
Y burlas para los que creen en el pan nuestro de cada día.

Me duele el reino de este mundo,
que ni el mesías pudo cambiarlo,
No hubo tierra fértil para el grano de mostaza , que tuvo que crear un mundo nuevo, lejos de éste.

El hombre se vuelve  cada vez más ciego, que destruye  bosques y selvas, especies de agua, de tierra, y del cielo.
Los muertos de la guerra y la pobreza,
los crímenes de les humanidad, no quiebran gobiernos manchados de sangre, cruzamos a nado sobre la ciénaga de la inmundicia, por nosotros producida, cual trogloditas académicos, nos hicimos dueños de la verdad, y construimos un mundo a nuestra imagen y semejanza, sin Dios,  como y tal cual,
nacido del pecado de Luz Bell, que anida hoy mismo en nuestro genoma común  compartido con reptiles y gusanos,   insectos y las víboras. 
Hienas y cuervos.

Luchamos por nuestros egos, pisando la mano de quien nos pide, la yugular de quién no está de acuerdo, y nos muestra su perfil.
aventajamos por la espalda, cual hienas hambrientas,  al débil o al anciano, herimos mortalmente sin pestañar, al obrero distraído o a la ama de casa, con el recado urgente para sus hijos, al milenium absorto en su último celular,
al peatón descuidado, 
al amigo fraterno,  líbrese si está a nuestro costado, que con un certero codazo, lo abatimos, después de negarlo tres veces.

La muerte del Ser, frente al No ser, 
ha comenzado.
Con la frivolidad que nos muestran los medios.
La indecencia de políticos y gobernantes.
Con el caos en nuestras vidas,  por la inoperancia de los elegidos.
Con los abusos a los que menos tienen, al ignorante, al manso de corazón , a los niños inocentes, con programas educativos de vanguardia , produciéndoles daños irreparables en sus almas.

El Reino, que creo, con mucho dolor me digo,  no es de este mundo...


Copyrigth@ Rubén Caparó O.