jueves, 27 de agosto de 2015

Hacia donde mis labios se deslizaron
buscando el sabor deseado.
Por donde mis manos bajaron para hallarse infinitas de ti.
Es donde  
mi sexo amo a tu sexo con propia vida.
Allí donde pongo mis mejillas.
Allí, en la encrucijada perfecta tus muslos.
Donde mis dedos tocan la suave sensación tactil de tus  rodillas.

Allí donde mi hijo verá la luz de su primer día.
En ese lugar bendito que es prolongación 
de mi cuerpo etéreo.
En ese lugar de infinitos te quieros.
Es donde me conmuevo, me estremezco 
y te deseo.
.

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