viernes, 24 de abril de 2015

Soñé con un beso puesto
en el ángulo de tus labios.
Húmedo y terso, como el besar de un ángel.
Pequé con tocar tus dientes blancos,
Con mis labios amantes de tu belleza discreta,
reveladora esencia, solo para quienes tocan
también tu alma.
Un beso, inhalado y exhalado,
Ahogado y esperado.
Con olor a perfume del cielo.
De complicidad mutua y
de desconcierto también.
Rogué que el tiempo estático se quedara.
Soñé con tu cuerpo en diestro vaivén,
Tus ojos, intensos, de pureza me miran.
Quizá pensando, que tu vida y la mía.
Futuro no tienen, no tienen cabida.
Quemados por el pasado,
Somos fantasmas que recorren la vida,
Nos toco vivir lejos,
Siendo buenos con los nuestros,
Sacrificando la fusión de nuestros cuerpos
De noches intensas , ideales y perfectas.
Que medida ésta, la que me das.
La calculo por tus gestos y la distancia de tus afectos.
La Encuentro innavegable en el mar donde te hallas,
En Donde posas tus encantos distantes,
Donde nuestros ríos recorren distraídos uno del otro.
Que medida ésta la que me quema.
La siento inflamable mente eterna.
Cual vela que gotea sobre mi piel,
sin extinguir el dolor obtenido y escondido en mi alma.
Que medida de amor, la que me ofreces.
De solo amistad y ternura fraterna.
De recordarme mi valor, y sitúas ajena a mi vida, a tus caricias.
Que medida de eternidad la que me asignas.
De oscuridad total, de abismos delirantes,
De soledad acompañada ,
De promesas nunca ciertas.
Que medida de ingenuidad hoy representas.
Que mis miradas delatadoras las ignoras.
Como un dulce cervatillo te presentas
A la trampa de mis brazos y mis versos.
Y siendo yo el cazador, te dejo vivir silvestremente.
Comiendo de la hoja que está verde y en el
agua de rocío, sacío tu sed.
En este mi bosque de Sueños Encantados, te alimento,
Te imagino, te creo mil veces en cada sueño.
Y mil veces yo me muero.
Cusco, tu nombre resuena en tus muros de piedra.
En las calles silentes, tus fonemas se detienen en el aire
como golondrinas inquietas, y el eco de tus sílabas 
reverberan por los siglos.
Cual aleteos de colibríes, en las plazas, en los campos, 
En lo verde de tus brazos.
¡Cusco inmortal!
Dicen tu nombre los vientos de otoño.
Los fríos días de junio , la tibieza de medio noviembre.
Los amaneceres de abril, y de mayo, regalándote un firmamento 
de incontables estrellas y un Lucero al amanecer puesto en tu cielo.
Dicen que fueron los hijos del Sol 
que emergieron del Gran Lago.
No encontrando tierra fértil y mas santa,
Clavaron una barreta de oro, en tus entrañas.
Aceptando tú, ser tomada 
con dócil actitud de doncella, de Pacha Mama.
Luego se erigieron los muros de los templos de Wiracocha,
Y para el mismo Sol, Koricancha.
Tus calles , fueron recorridas por hombres sobrehumanos,
Ñustas y princesas incas, de notable virtud. Por piernas de cobre 
de Chasquis de incansable oficio que
dejaron su presencia, en los ruidos ocultos a los ojos.
Como un arrullo cándido y triste de una cuculí, dormida. O, cual
gota cansada que orada la piedra.
Eres pues, un puma enclavado en los Andes, feroz y esbelto.
Protegido por los Apus, estas que observas.
Ombligo del mundo, estas que te cobijas.
Luego el hombre blanco violentó esas mismas entrañas.
Antes Vírgenes y silvestres.
Destrozando tus muros por afán de codicia.
Hurtando tu oro, tus joyas, tus muertos, tu voz...
Destruyendo tu esencia, nació la fusión de razas, 
de credos, demostrándose también en tus muros, en tus casas.
Tu nueva historia, la recorro cada vez que camino, 
en tus callejuelas y en tus plazas, en la bella Huacaypata.
Cada vez llego por verte, oh tierra mía .
Hoy tu nombre a rebasado las fronteras
de tu Tawantinsuyo extenso.
Los elogios, te alimentan, lo admirable, 
de tus ruinas, te engrandecen.
Tu belleza, tu nobleza y tu candor
Vivirán por siempre.

sábado, 4 de abril de 2015

En mi café saboreo hoy                    
una dulce mañana...                                                                
en que me visto, y      
veo luz. Y a veces ausente el desayuno.
Es mi café pues un                  
 rincón donde me encuentro                
 a pensar y a dejar de pensar…
 Es un balcón donde adormezco                      
 probando su falta de sabor,                                    
de dulce, de amor.                  
Es un lugar donde percibo andar tiernas      
ánimas queridas                    
contrastadas suavemente    
 por el humo de un cigarrillo ya extinto.                                  
Es pues, un momento                                            
un grito                                                      
un silencio...                                                                      
En mi café saboreo hoy                    
una dulce mañana terrena                        
en que alimento al organismo                                
que doy vida                                          
en que me llamo a mí mismo, Rubén.            
Donde veo Revolución y bebo JUSTICIA.                
En mi café saboreo hoy una dulce mañana…
Relatividad.

Nada es vertical en sí                    
trasciende a través                        
de tu mente oblicua, geométrica.          
Hiende tangencialmente el corazón.          
Desplaza paralelamente mi persona.          
Nada llega a ser horizontal en sí,                          
 ni tu siesta cuadrada es triangular, si yo la miro.                            
Nada es universal en sí                    
ni lo absoluto de mi teorema,            
 ni la respuesta a mi problema.            
Nada significa nada en sí,                
Ni lo relativo del Quizás                  
ni lo hiriente de un NO,                      
ni mi actitud resignada al escucharlo.              
Nada es Justo y es verdad.              
 Ni la aprobación de DIOS a mi pecado.                                  
 Ni el día para las noches,                
ni el agua que cae                        
para el vapor que sube.  
Nada es Eterno y es verdad...            
Si tus veinticinco, ya son treinta, en media hora.
Si mi padre ya es abuelo en mí minuto.      
Si este verso es suave y terso,            
si mi amor crea odio de lo tierno...                                    
Si vivo y no percibo, tu dolor hermano hombre.          
Mejor sería visitar,
la ilusoria realidad de un buen acto.                                
Tú angustia en un café-teatro.

Mejor sería, No Ser, no vivir,            
no embrionar, no fecundar a nadie.
                                                       
Si cavilo y me olvido de ti                
amigo antiguo.                            
Me olvido que pasaste por mi lado,          
callado, conspicuo y ceniciento.          
Más valiera una tristeza fabricia          
un dolor sin madera,                      
un quejido sin médula.                                      
Más valdría no dignarse
de ser Hombre...                          
Triste reptil es lo que queda.
 
Tu dolor amigo hermano                    
es el mío por supuesto.
Angustia aún más mi Angustia              
heredada y quebradiza.                    
Mi humanidad desterrada,                  
mi Mandamiento Primero.
                                                                
Tu pequeño, pequeño hermano                
de casa, ideología, de costumbre.          
Tu amigo, pequeño hombre                  
descansa, despierta, irrumpe.

jueves, 2 de abril de 2015

DE DIOS ENTRE HUMANOS.

Nazareno pobre,
nazareno viejo.
Tú vives reinante, en el vino añejo.
Tú pisas la uva, y bebes el vino.
Rojo de sangre,
como aquel camino.  

Parte el pan, toma el vino.
Comulga ante el mundo su destino.
Ya que en horas tristes
a solas quisiste.
Morir por el hombre,
por ser tu testigo.  

Nazareno triste, nazareno amigo.              
Desde que creaste Dios a la criatura,
que de lujuria me contenta.
Cuando su cuerpo límpido en mi lecho recuesta,
su anatomía dignamente presenta.

A cada lado de mis libros.
En mi sien, en mi costado.
En los clavos de mis manos.      
 A la altura de sus besos , está mi cruz y mis espinas.
Al cuadrado de su pecado favorito, está el múltiplo del Verbo Divino.

En la negación de lo creado;
y en la frustración de lo que quedó sin crearse.

Ah, Magdalena
tu proximidad es inmortal,
en tu útero descansa mi aliento
tu regazo es mi lugar y es solo mío.
Ah, de tu credo jamás me apartaré.
De tus huertos recordaré su candor
de Viernes Santo,
en tu hostia milagrosa me asiré
 hasta la muerte.        
Quiero morir por ti en este día,
y buscar el lugar que encontré en tus orillas.
Quiero comprobar mi mortalidad por ti,
y mi divinidad por ti.

Dulce pecadora
apiádate de mi santidad inhumana
de mi castidad sobrehumana
de mi voluntad no terrenal.
De mi amor que no llega a tus Hermanos
De mi fe que debilita en tu constancia.
De mi naturaleza ajena a tu genoma,
de mi divinidad cosa terrible
para el dios, que se enamora...
ORIGENES Y DESTINOS.
 No me descubras, contémplame, aún desnudo,
como recién ovulado por tu soplo divino.
En la oscuridad estoy y me avergüenzo.
No tengo figura grata.
Inhumano me veo.
Oculto en la masa de aire sin luz.  
¡Como decirte que comprendas mis complejos!,
 A mi defectuoso ser
cubierto de piel que se añeja.
¡Como ser digno de ti con tal herencia.
De cronología de muerte en mis genes! …
Que protestan, no ser yo…
 ¡Ser más que yo!  

Ángel quizá, para endulzar tus ojos.
Un querubín libertino hecho de la nada.
Una estrella fugaz con elipses infinitas de vida.
 
Quiero que me saques de este abismo…
Del mundano devenir…
De la prisión y de la celda.
De la contracción tensional de mis miembros.
De la ya agotada palabra, que casi muda te reclama…  

Flor ò ave quizá, para unirme a tu universo.
Verde o azul quizá, para colorear mi alma pálida y gris…
 
¡No me dejes en la perenne gruta fría!
Quiero estar en tu obra y fluir dinámicamente,
como el resto de organismos.  

Obsérvame y mantenme en la luz, nunca
en la noche que me aterra.
Solo estaré aquí junto a mi alma, que
aun tibia se preserva,
y cuando aparezca el Sol,
gritaré a voz viva.
 Que te acordaste de mí, en la otra vida.

 Y, sin embargo…
Una ingrata aflicción me lleva
a quedarme aquí despierto,
 entre las luces de mí oscuridad escogida y escondida...  
Es el dulce terror de la duda,
de que no existas y, esté completamente solo
en la inmensidad de los abismos,
donde antes de ser hombres estuvimos siendo polvo.
En el infinito estelar de las galaxias.
En un lugar perdido en el tiempo.
En una dimensión prohibida a la materia y a esta vida…
Cada lugar es mío si estoy contigo.
En la esfera de luz me quemo,
en el espacio azul me muevo…
 si estoy contigo.
 Cada tiempo contigo está escrito
 de poemas que cuentan un rito.
Cada cierto espacio de tu tiempo permito,
Que de un beso de tu boca nazca un grito.  
Solo para ti es este verso.
Solo de ti está converso.
Cada lugar tuyo es mío
cada caudal de besos
Cuando mis labios rocen
 tu cuerpo en su camino
 a ser realmente tuyos.
Cuando mis manos acaricien
lo nuestro en su rol eterno.  
Cuando del amor escape el deseo.
Cuando mis palabras indiquen más que “te quieros”.
Cuando mis caricias descubran secretos.
Cuando tu dicha sea mía entre tus dedos.
Cuando llegará el día en que me dirás, yo te acepto..
Donde están mis ojos,
Acaso siguiendo a los vientos de otoño.
Divisando tristezas, en callejuelas traviesas.
Llorando miserias que nos muestra la sierra.
Donde están mis ojos,
Vigilando las manos que esclavizan tus sueños.
Recorriendo una a una, con furtiva mirada
las casas de amigos, los caminos escondidos,
los sauces encorvados, que lloran sus hojas
sobre el maizal campesino, donde
acaso despierto, divisé las colinas,
de mi Valle de Urubamba.
Acaso sabes donde están mis labios?
En un beso volado se detuvo en el tiempo?
En la frente sapiente, de mi madre o mi padre.
En un cántaro de vid, o de chicha recién melada.
Quizá estén voceando consuelos, a los ríos eternos,
a las bocas besadas, o los besos sinceros.
Donde están mis labios...
Hoy secos y sedientos, bajo el sol abríleño.
Esperando ser saciados, por aguas cristalinas,
de manantiales cusqueños.
Donde están mis manos.
Quizá posándose como inquietas gaviotas
En la orilla de tus lugares, y de tus cabellos.
Deseando volar al infinito antes de tocar,
Acariciar y palmear, el trayecto tan esbelto
De tu cuerpo, de sol y de fuego.
Donde están mis manos,
Cansadas de producir, en la fabrica de la vida,
trabajando horas eternas.
Laborando sin espacio, agotadas y solas se quejan.
Hipertrofiadas por su destino fabril,
Esperan ser alzadas y puestas en el altar de la justicia.
Donde están mis pasos, que recorrieron mil espacios,
A mil kilómetros de aquí están aún sus huellas.
Subieron cerros buscando aventura,
Se mojaron en la orilla de la azul costanera.
Viajaron distancias, esperaron momentos,
Corrieron de prisa, se quedaron estáticos.
Donde están mis pasos, en que pasillo dejaron.
El eco de su presencia, física y musical.
Quizá en alguna casa o en un vacío hospital.
En alguna marcha gremial,
por el centro de Lima.
O en un paseo de ocio y ventura,
Caminando paso a paso, mil cansados pasos.
Esperando la dicha, del verdadero descanso.