martes, 26 de junio de 2018

Despiértame, hoy vida.
Dime que debo esperar o no esperar.
Donde he de encontrar lo ansiado, sin que mis cadenas
hagan llaga en mi cuerpo, en mis muñecas y en mis tobillos.
Despiertame vida, abreme los ojos a besos,
Susurrame una canción que en la cuna escuche.
Deleitame con tus minutos, segundos y horas.
Este breve monento haslo eterno.
Voy a salir a la calle, de esta Lima que convence por momentos.
Hago una previa oración por la dicha de estar vivo.
Agradecer por esa luz de sol que
provoca en mi una sensación de reverencia.
Esa antorcha de fuego a millones de grados y de metros,
aquí se siente tierna y ductil como un rayo de oro.
Agradecer por los sonidos del día,
el trinar de los pájaros suena cursi, pero están en el fondo ,
apagados por los ruidos de los neumaticos y bocinas.
Y en el silencio absoluto que dicen no existe
encuentro la paz frente a la inmensidad de la creación.
Agradecer por el trabajo que me toca hacer.
Y  para el que me formé.
Disfrutar de la amistad, la docencia,
el aprender día a día.
Pedir que no me absorba el mundo con su ruido,
caos, decadencia y problemas irresolutos.
Agradecer por los hijos, que son hijos de la vida.
Agradecer por el pronto retorno al hogar.

Por el amor

Por los libros antiguos y nuevos, esperando ser leídos.

Por esta noche  tan especial,
por esa luna que danza  a lo lejos
estabilizando el eje terrestre y produciendo el día y la noche,
las olas del mar que son
como el arrullo de canto de cuna que hable.
Agradecer por los sueños inexplicables  hasta hoy,
lleno de misterios y absurdos, pero mágico e Increible
que a veces  quisieras intentar quedarte en él, para vivir.

¡ Duerme, duérmete ya!. que mañana será otro gran día.

Rubén Caparó O. MR@

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