Si un día por mi mente,
de una tarde de setiembre,
con el ruidito armónico de tus blandas pisadas,
en el bósque que aún está verde.
Aparecieras, tu divina,
en la hoja que ya muerta se sostiene.
Si de sólo pensarte fuera así fácil materializarte,
traerte de donde estés, para acogerte,
y con mis besos abrazarte,
como a un timido pajarillo caído del nido,
y que aún no puede volar.
Si tan sólo despertarás junto a mí.
En éste bosque de árboles amantes,
contradicción de mi austera soledad.
Si tan sólo por un minuto
seas tú, inmensamente y propia mía,
por el favor del dios del tiempo y del viento
que te traen a mí, tan sólo al pensarte,
tan sólo por un instante.
Si un día de setiembre,
o una tarde en mi mente,
vendrías tu cautiva,
con tus ojos pardo- verdes.
A sostenerme entre tus dedos,
a ésta vida que sin tí, está que muere...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario