Derrotero insólito y gris.
Cuanto de tu paciencia se ha inmolado
junto a tu cuerpo querido.
Yo igual que tú, siento muy a mi pesar,
tu dolor hoy transformado en amor.
Igual de sorprendido por esa tu actitud ante la vida
más que de reclamos, de obediencia
y lucha incansable ante la adversidad.
Estás inmovil, estupefacto hermano,
cual espectro, negado de vida,
pero en tu canto encuentro luz y eternidad.
Ya no te detienes a pensar...
Cuanto la vida te ha dado...
Ni cuanto de vida te han quitado...
Esta morbida deficiencia cambio
el curso de tu vida terrenal más no
de lejos la immortalidad de tu alma.
Que espera con calma
la cita eterna de sublimidad espiritual y de felicidad completa.
Espérame unos segundos hermano, que yo he de acompañarte.
RCO@ el portal de mi poesía.
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